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Para el día de las escritoras, Podemos (no) nos sorprendió con un vídeo hecho por hombres, que aseguraban leer mucho a autoras femeninas. Muchísimo. Al final, un Pablo Iglesias pelín chulesco aseguraba que «yo leo a autoras… y tú ya estás tardando». Gente, a ver si empezamos a leer tantas autoras como leen los hombres de Podemos, que siempre tienen que andar dándonos lecciones.

Sin embargo, un día antes había sido el día de la menopausia.

Ayer leía la columna de Juana Gallego en este mismo medio y, aunque entendía su frustración -que comparto-, no paré de negar con la cabeza. Desde el mismo título hasta el punto final.

Juana, en su artículo, denuncia la soledad de las feministas, y hace un peregrinaje por las instituciones, colectivos y personas que «nos han abandonado» en cuanto la moda ha pasado a ser otra: el neoliberalismo disfrazado de feminismo.

Hay una forma de violencia machista de la que no se habla lo suficiente, en parte porque implica a animales en una sociedad especista. Se le suma a ello que sigue siendo también violencia contra las mujeres, una lacra que sigue sin preocupar lo suficiente, simplemente por las víctimas son, eso, mujeres.

Hace unos días, Sánchez Dragó tuiteaba lo siguiente: «Hoy me ha guiñado el ojo una chica. ¿Qué hago? ¿La denuncio o le guiño también el mío?». No entraré en hablar de las posibilidades reales que existen de que una chica se le insinúe (y digo insinuación porque es lo que él da a entender) por la calle a un octogenario. Es lo de menos que se lo haya inventado, y además no sería la primera vez que un señor blanco más cerca de los 100 que de los 50 suelta algo parecido en sus redes sociales.

De repente, para la ultraderecha española y su prima hermana, el PP, las mujeres  sí somos víctimas de algo. Pero no víctimas del sistema patriarcal y capitalista del que ellos disfrutan, sino del Gobierno por permitir la celebración del 8M.  Nosotras somos víctimas de lo que ellos digan y cuando ellos lo digan. Mansplaining institucional.

Las estadísticas nunca recogen a las mujeres que se quitan la vida por la violencia machista. Ni siquiera se sabe el número de mujeres que solo logran escapar del maltrato de esta manera. Nadie las está contabilizando. Verónica tampoco contará como víctima de esta violencia socialmente permitida y arengada por el machismo.

Hace unos cinco años escribí un artículo sobre la publicidad con mujeres tristes, como muertas, tiradas por los suelos. Todo este tiempo después, con auge feminista de por medio incluido, hago un repaso del tema y compruebo que nada ha cambiado. Publicidad de cualquier tipo de producto, especialmente de ropa, nos muestran siempre este tipo de imágenes de mujeres… a las mujeres, claro.

Ilustraciones > Canina Walls

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