
Ilustraciones > Canina Walls
un podcast de

Diseño y desarrollo web > Supernova
Ilustraciones > Canina Walls
© 2020 radiojaputa.com
Inicio > Situación mujeres en el mundo > Situación de las mujeres en Serbia
¡Comparte!
Nos vamos hoy a otro país con una historia reciente muy dura: Serbia. Un país que en el último siglo y medio ha estado involucrado en varios conflictos bélicos brutales. Los 3 últimos, terribles, han sido las 2 guerras mundiales y las guerras balcánicas de los años noventa. Serbia fue, con diferencia, el país más castigado de todos los que participaron en la Primera Guerra Mundial. Murieron 275.000 militares y 450.000 civiles, el 16% de la población serbia. Al estallar la Segunda Guerra Mundial, Serbia ya formaba parte de Yugoslavia. En ese conflicto murieron entre 1 y 1,7 millones de yugoslavas, de los 15 millones de habitantes que tenía más o menos el país.
Os doy las cifras porque yo creo que son bastante ilustrativas. Pensemos lo que fue la guerra civil española y la influencia que ha tenido para todas, y no se acerca ni de lejos al impacto de las dos guerras mundiales en Serbia.
Después, en los años 90, tuvieron lugar las guerras de los Balcanes. Que también fueron terribles pero que desde luego no fueron ni de lejos tan dramáticas a nivel humano como las guerras mundiales. Y Serbia tampoco fue precisamente el país que más sufrió en ellas, aunque tuviese que sufrir, por ejemplo, los famosos bombardeos de la OTAN, patrocinados entre otros por el infame Javier Solana, y que mataron a más de 1000 civiles.
Para nosotras, de todas formas, tendrá más sentido referirnos a lo que pasó en estas guerras cuando hablemos por ejemplo de Bosnia, donde varios miles de mujeres, incluso decenas de miles según algunas estimaciones, fueron violadas, como estrategia de guerra, precisamente por militares y paramilitares serbios.
Los Balcanes son sin duda una de las zonas más complejas de Europa, a nivel étnico, cultural, religioso e histórico: no ahondaremos en ello por extensísimo, pero veamos cuatro claves sobre la historia reciente serbia para poder encajar ahí la situación de las mujeres.
Serbia fue anexionada por el Imperio Otomano a mediados del siglo XV, y no logró su independencia plena como país hasta el año 1878, después de derrotar a los otomanos en una guerra… Aunque ya desde antes, el pueblo serbio, cristiano ortodoxo en su inmensa mayoría, se venía sublevando contra el poder otomano y había conseguido una importante autonomía.
Cuando acabó la Primera Guerra Mundial, en 1918, y desapareció el Imperio Austrohúngaro, algunas partes de ese ex Imperio se unieron a Serbia para formar el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos, que unos años después se cambiaría el nombre por el de Reino de Yugoslavia. Luego vino la Segunda Guerra Mundial, y en esa zona ya sabéis que la lucha contra los nazis la lideraron partisanas y partisanos comunistas.
Así que al acabar la guerra, Yugoslavia se convirtió en una República Socialista liderada por el mariscal Tito, secretario general del Partido Comunista de Yugoslavia.
En Serbia, el feminismo tiene un recorrido bastante parecido al de países como España. La educación obligatoria para ambos sexos se estableció de forma algo más tardía, en 1882, pero por ejemplo el acceso igualitario a la universidad se logró en 1905, unos años antes que en España.
Y encontramos a pioneras feministas muy interesantes a finales del XIX y principios del XX, mujeres como la filósofa Ksenija Atanasijevic, la doctora Draga Ljočić o la educadora y sufragista Katarina Milovuk, una feminista realmente muy activa y relevante, no ya solo en Serbia sino a nivel europeo.
En la Primera Guerra Mundial, en medio de una situación de sufrimiento absolutamente extremo, las mujeres serbias tuvieron un papel vital, pero cuando acabó la guerra y se formó Yugoslavia, no vieron reconocido ese papel con la concesión de nuevos derechos civiles y políticos. Siguieron sin tener derecho a voto, por ejemplo, cuando el sufragio masculino estaba implantado en Serbia desde 1888. Esto hizo que en los años de entreguerras, mujeres serbias, incluso de clases acomodadas, empezasen a ver con buenos ojos las ideas emancipatorias del comunismo.
En la Segunda Guerra Mundial, muchas mujeres participaron en el Movimiento de Liberación Nacional. Como partisanas, como enfermeras o como trabajadoras en distintos ámbitos. Y acabada la guerra, la nueva Yugoslavia comunista sí reconoció ese papel.
Las mujeres consiguieron el derecho a votar en 1945, se promovió la integración femenina en el mercado laboral y mejoró mucho su acceso a la educación y su nivel educativo. Fueron ganando también otro tipo de derechos: Rápidamente se legalizó el divorcio y se fueron aprobando ayudas a las madres, la baja maternal, por ejemplo.
El aborto libre tardó mucho más en llegar pero también acabó haciéndolo, en 1977. Antes que en España y con una ley menos restrictiva que la española de los 80. La ley del aborto de 1977 es la que sigue funcionando a día de hoy en Serbia, que permite abortar libremente hasta la décima semana de embarazo.
De aquella época es también por cierto el sistema público de salud serbio, que por lo menos en algunos aspectos relativos a la pandemia ha demostrado funcionar bien. Serbia empezó siendo de los países con mejores tasas de vacunación, hasta que chocó con la enorme extensión de las ideas negacionistas en el país. Imagino que casos como el del tenista Djokovik, que allí debe ser un semidiós, no ayudan. Aunque en general los analistas señalan que gran parte del problema radica en la desconfianza de la ciudadanía hacia sus políticos e instituciones.
A pesar de esos avances durante el régimen comunista, el patriarcado siguió pesando muchísimo en todo y sin ir más lejos, el poder siguió claramente hipermasculinizado, como pasaba en todos los países. Hubo algunas mujeres, eso sí, con cargos muy importantes en la Yugoslavia comunista. La historiadora Latinka Perovic fue brevemente Secretaria General del Partido Comunista Serbio, por ejemplo, que luego tendría un papel muy importante como opositora al nacionalismo serbio de Milosevic, en los años 90.
E incluso una croata, Milka Planinc, llegó a ser primera ministra de Yugoslavia en los 80. Fue una de las primeras mujeres en liderar un gobierno en el mundo, y se podría decir que la primera en hacerlo en un país comunista. Pero no del todo, digamos que fue la primera en un país reconocido internacionalmente. Ya hubo una mujer cuarenta años antes, Jertek Anchimaa-Toka, que lideró una república socialista, pero muy efímera y sin reconocimiento internacional, la República de Tuvá, que acabó siendo rápidamente integrada en la Unión Soviética.
Esas décadas de los 60, 70 y 80, fueron por cierto de mucha ruptura entre lo que era el feminismo occidental, la segunda ola y el feminismo de los países del este. Pero ese es un tema del que hablaremos otro día porque no nos da la vida.
Cuando cayó el comunismo la situación de las mujeres en Serbia empeoró. No solo por las guerras balcánicas y la crisis económica que las acompañó, que afectó mucho al empleo femenino, sin ir más lejos. Es que además, la nueva agenda nacionalista serbia reforzó puntos de vista muy conservadores sobre el papel social de las mujeres. En ese contexto de las guerras balcánicas, hubo mujeres que destacaron mucho en la oposición a Milosevic.
Antes hemos mencionado a una, pero creo que hay que hablar también del grupo “Mujeres de Negro”, que se manifestó insistentemente por la paz y fueron de las primeras en denunciar hechos como la matanza de Srebrenica, por ejemplo. Y siguen activas a día de hoy, pidiendo al gobierno serbio que asuma responsabilidades por los crímenes de guerra cometidos en los noventa, y pidiendo reparación sobre todo para las víctimas de violaciones.
Actualmente, la situación política y social en Serbia no es nada fácil de explicar, la verdad. Ni de entender.
Gobierna el Partido Progresista Serbio, que pese al nombre es un partido de derechas, con ideas neoliberales, y que procede de una escisión del Partido Radical Serbio, que es un partido directamente de extrema derecha. Pero, al mismo tiempo, ese Partido Progresista Serbio resulta que tiene un pacto de gobierno con los socialdemócratas, con el Partido Socialista de Serbia. Una cosa así como un pacto de gobierno PP-PSOE, pero tampoco exactamente.
El presidente de Serbia es Aleksandar Vucic , un señor que viene de la extrema derecha y ha evolucionado hacia posturas algo más moderadas, pero en todo caso un tipo muy nacionalista, desde luego. Y la primera ministra es Ana Brnabic, una mujer también con ideas nacionalistas y neoliberales, del mismo partido que Vucic, pero con un perfil más moderado, tecnocrático y pro-europeo. Una de las pretensiones de Serbia en los últimos años ya sabéis que viene siendo la de unirse a la UE.
Brnabic es además abiertamente lesbiana, la segunda primera ministra lesbiana después de la islandesa Johanna Siguroardottir, de la que ya hablamos nosotras aquí. Claro, esto llama más la atención en Serbia que en Islandia, porque en Serbia los derechos de la comunidad LGTB no están particularmente avanzados.
A día de hoy, no se reconocen todavía no ya los matrimonios homosexuales, que están vetados por la propia Constitución serbia de 2006, sino las uniones civiles entre lesbianas o gays. Esto último parecía que se iba a legalizar ya el año pasado, pero se está retrasando la cosa.
Tampoco se les permite adoptar. Es más, la propia primera ministra no ha podido reconocer legalmente al hijo biológico que ha tenido hace poco su pareja. Eso sí, desde 2019, las personas trans pueden cambiar su sexo registral sin necesidad de una operación de cambio de sexo, aunque sí es requisito haber recibido un tratamiento de hormonación previo. Las cirugías de reasignación de sexo, además, están parcialmente financiadas por el sistema público de salud.
Como democracia representativa, Serbia tiene varios problemas que han venido denunciando organizaciones como Amnistía Internacional. Entre ellos están la extensión de la corrupción, el uso excesivo de la fuerza para reprimir a manifestantes, el acoso a profesionales del periodismo o el hecho de que no se está haciendo lo suficiente por investigar crímenes de guerra y por ofrecer reparación a las víctimas. Por ejemplo, hay muchos casos de personas desaparecidas durante las guerras de los 90 que no se han esclarecido aún.
Y en el caso de la reparación de las víctimas, tanto material como simbólica, los procesos que se siguen se basan en la existencia de secuelas o daños físicos evidentes, por lo que las víctimas de violencia sexual o psicológica suelen quedarse fuera.
El trato a las personas migrantes y las devoluciones en caliente en la frontera también dejan mucho que desear. Hay incluso personas que han sido expulsadas del país a punta de pistola. Más delicados que aquí, también te diré, siempre tendremos en mente la playa del Tarajal, donde la GC disparó con balas de goma y lanzó material antidisturbios a quienes buscaban a nado la orilla. 14 personas se ahogaron. Una desapareció. Y 23 fueron devueltas a Marruecos desde la misma playa, sin haber recuperado ni el aliento. Han pasado 8 años de impunidad desde entonces.
Queremos centrarnos concretamente en uno de esos problemas que se citan como déficits de la democracia serbia: la violencia machista. Fíjate el déficit. El Estado serbio es incapaz (o no tiene voluntad) de ponerle freno con leyes y medidas efectivas.
En 2016 se aprobó una Ley de Prevención de la Violencia Doméstica. Sabemos incluso que han venido delegaciones serbias a España a formarse en este tema, por ejemplo, pero la realidad es muy diferente: la violencia machista es un tema tabú, y las pocas que se atreven a romper la presión social que reciben para que no denuncien, se chocan con una policía que las invita a reconciliarse, a no denunciar, o con jueces faltos de cualquier formación que acaban revinctimizándolas.
No hay registros oficiales ni estadísticas de las mujeres asesinadas. La ONG “Centro de Mujeres Autónomas” lleva años monitorizando y analizando los feminicidios en Serbia a partir de las noticias que aparecen en prensa, y es muy fácil que haya feminicidios que no salgan en la prensa y escapen a este tipo de contabilidad, pero aun así se vienen reportando anualmente, de forma sostenida, en torno a 30 asesinatos de mujeres a manos de parejas, ex parejas u otros miembros de la familia, en un país de menos de 7 millones de habitantes. Es una cifra espantosa.
Un estudio de ONU Mujeres, que os dejaré como siempre en radiojaputa.com, concluía que el lugar más peligroso para las mujeres serbias era su propio hogar. Aun así, las serbias también alzaron la voz con la ola #MeToo, denunciado en masa violencia física y sexual por parte de parejas, familiares, jefes, compañeros, etc. Las feministas acabaron enarbolando el «Nisi Sama» (No estás sola), para recordar que no son casos aislados, sino sistemáticos y sistémicos.
Más allá de este tema, la verdad es que Serbia no es un país en el que nos encontremos grandes diferencias con lo que pueda ser la situación de desigualdad de un país como el nuestro.
Siguiendo los datos que recoge el Gender Inequality Index de Naciones Unidas, sí vemos algún tema que nos llama la atención, como la mortalidad materna, que es de 12 mujeres fallecidas por cada 100.000 criaturas que nacen, el triple de la que hay en España. La extensión del uso de anticonceptivos también nos ha llamado la atención, por reducida.
En el ámbito de la participación política las mujeres son más del 30% en los gobiernos locales y cerca del 40% en el parlamento, no muy lejos de los datos españoles, que son de los mejores del mundo. Y luego también hay aspectos en los que parece que está mejor Serbia que España.
La brecha salarial en base al sexo es menor, por ejemplo, y en principio también son mejores algunas prestaciones y derechos sociales, como la baja por maternidad. Aunque en esto tenemos algunas dudas, os lo tengo que decir así. Nos ha resultado difícil informarnos sobre algunas realidades serbias, al final no hay tanta información disponible al respecto. En español poquísima, pero en inglés tampoco es una maravilla el tema. Ya sabéis que en Serbia pues el idioma oficial es el serbio, claro. Que aquí en Radiojaputa no lo controlamos mucho.
La legislación serbia sobre las bajas maternales ha cambiado varias veces. En cualquier caso, parece que actualmente las madres disfrutan de un año de baja retribuida, pagada por el Estado, cobrando el equivalente al salario mínimo en ese periodo. Aunque la cosa es más complicada, porque también depende por ejemplo del número de criaturas que tengan. El caso es que también hemos visto en algunos sitios que los requisitos que se exigen para acceder a esas prestaciones por baja maternal acaban dejando fuera a una de cada cuatro mujeres que las solicitan.
Por otra parte, el permiso de paternidad es de una sola semana, que ya sabemos que esto genera una desigualdad luego en el ámbito profesional. Entonces bueno, aunque una de las cosas que más se ponen en valor sobre la situación de la mujer en Serbia suele ser esa baja maternal, pues la información que nosotras hemos podido consultar nos ha generado algunas dudas.
Y ya por último, en lo que se refiere a la prostitución, pues deciros que está prohibida y penada para ellas, pero no para el putero porque la compra de sexo sí es legal. Ya ves. Y hay sectores y grupos políticos serbios defendiendo la legalización desde hace unos años. Está el debate sobre el regulacionismo bastante abierto allí.
Por lo menos, los vientres de alquiler son ilegales. Al menos de momento, vaya.
© 2020 radiojaputa.com