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Situación de las mujeres en Nepal

*Situación de las mujeres en Nepal aparece en el podcast:

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Nepal ocupa un tercio de lo que ocupa España, y en él viven 30 millones de personas, concentradas sobre todo en la zona central y en el sur, porque al norte está la cordillera del Himalaya. Es el país más montañoso del mundo, tiene una altitud media de 3.265 metros, y limita con la India y con China, con el Tíbet concretamente. 

Nepal es un país muy pobre, de los más pobres de Asia. Para que nos hagamos una idea, el PIB per cápita de Nepal es algo menor por ejemplo que el de Haití, el país más pobre de América, del que hablamos nosotras aquí hace unas cuantas semanas. Casi un 40% de la población nepalí vive con menos de un dólar al día y un 80% con menos de dos dólares. Vamos, vive… Sería más justo decir que sobrevive. 

Además, otra cosa -que por casualidad comparte con Haití- es que Nepal fue golpeado recientemente por un terremoto tremendo, en el año 2015. Murieron 9.000 personas y otras 22.000 resultaron heridas, y el drama humanitario que generó fue brutal. Provocó casi tres millones de desplazamientos, y más de tres millones de personas se quedaron sin hogar. El país todavía sigue luchando por recuperarse de los efectos de esta tragedia.

Como en cualquier catástrofe, las mujeres fueron las más perjudicadas, ya que la pobreza extrema las hizo mucho más vulnerables a las redes de trata y mafias proxenetas. Son incalculables las mujeres acabaron en barrios indios de prostitución. Muchas de ellas, engañadas. No fue, sin embargo, un problema nuevo, sino algo que venía de décadas atrás, y que se multiplicó tras el terremoto.

Nepal es un país con una complejidad social e histórica espectacular, así que vamos a hacer un mini resumen de brocha gorda, importante para entender la situación de las mujeres. El actual Nepal fue unificado en 1768 por el rey Prithvi Narayan Shah, de la dinastía Shah, que fue la dinastía reinante en Nepal hasta el año 2008. En este Nepal unificado quedaron metidos un montón de grupos étnicos diferentes, que hablaban muchas lenguas distintas y que practicaban varias religionesAlgunos de esos grupos étnicos tenían una posición dominante, de liderazgo social, político y económico, y otros eran grupos marginales y oprimidos. La religión de los grupos dominantes era el hinduismo, que se extendió comiéndole terreno a otros cultos y, actualmente, es la religión de más del 80% de la ciudadanía. Esos grupos dominantes hindúes extendieron también su sistema social, que era un sistema de castas, similar al indio. 

Así que en el Nepal actual tenemos un montón de desigualdades socioeconómicas que se explican, de forma muy compleja, por motivos étnicos, históricos, geográficos, políticos y culturales. Hay grupos étnicos oprimidos. Hay grupos religiosos minoritarios, como los musulmanes -poco más del 4% de la población- también claramente desfavorecidos. Y aunque el sistema de castas se abolió legalmente en la década de 1960, en realidad la gente que pertenecía a las castas superiores sigue teniendo posiciones sociales y económicas dominantes, mientras que por ejemplo los “intocables”, los llamados “dalnit”, el grupo socialmente más bajo, sigue muy oprimido. 

Todo esto afecta a las mujeres, obviamente. Las niñas, adolescentes y mujeres de todos esos grupos desfavorecidos tienen peor acceso a la educación, viven con mayor frecuencia en la pobreza extrema, habitualmente padecen también más violencia machista y un amplio etc. 

Desde el punto de vista político, el Reino de Nepal estuvo durante buena parte del siglo XIX y hasta principios del siglo XX bajo la influencia del Imperio Británico, aunque mantuvo bastante autonomía. En la década de 1950, a raíz de la llamada Revolución Nepalí de 1951, hubo un intento de que el país se convirtiese en una monarquía constitucional, pero el Rey se encargó de impedirlo y de volver a establecer una monarquía absoluta que duró, con algunos cambios, hasta 1990. En la década de 1990 ya sí se entró de pronto en una especie de evolución histórica acelerada. 

Por un lado, la monarquía fue forzada por las demandas de la sociedad a instaurar un sistema parlamentario con elecciones multipartidistas, y en 1991 y 1994 se celebraron elecciones que ganó el Congreso Nepalí, un partido socialdemócrata, con el Partido Comunista Marxista-Leninista quedando segundo, a no muchos votos. Sin embargo, el Rey siguió manteniendo mucho poder y el país seguía en una situación económica muy deficiente, y con muchísima corrupción.

Así que hubo otro Partido Comunista, el Partido Comunista Maoísta, que optó por la rebelión armada y en 1996 empezó una guerra de guerrillas con la intención de convertir Nepal en una república popular comunista. Así empezó la guerra civil nepalesa, que duró diez años y se saldó con unas 20.000 muertes. En medio de esta guerra civil, en 2001, al príncipe heredero se le fue la olla y mató a tiros a su padre, el Rey, a su madre, la Reina, a sus dos hermanos y a varias personas más. Luego este muchacho no está claro si se pegó un tiro a sí mismo o se lo pegaron los guardias, pero el caso es que se quedó en coma durante varios días y, estando en coma, fue oficialmente el Rey de Nepal. Porque era el heredero, claro. A los pocos días ya la palmó y le sucedió su tío como Rey.

Al final, en 2006, se puso fin a la guerra civil mediante un acuerdo entre el gobierno de Nepal y el Partido Comunista Maoísta, que aceptó dejar las armas y presentarse a unas elecciones libres para elegir una Asamblea Constituyente que decidiera el futuro del país. Esas elecciones finalmente se celebraron en 2008 y las ganó con claridad ese Partido Comunista Maoísta. Ese mismo año, 2008, se abolió la Monarquía y Nepal se convirtió en una República.

La historia de los diferentes partidos comunistas de Nepal es muy complicada y enrevesada: hay un montón de partidos, facciones, escisiones, grupitos que luego se vuelven a arrejuntar… Pero podemos quedarnos con que hay una gran familia comunista que es la de ese grupo Marxista-Leninista que participó en las elecciones ya desde 1991, y otra gran familia que sería la del Partido Comunista Maoísta que hizo la guerra civil y ganó las elecciones constituyentes de 2008. 

Estos dos grandes grupos comunistas se unieron en 2018, pero volvieron otra vez a separarse en 2021. Y ambos están entre los grandes partidos de Nepal. Los tres principales partidos son estos dos partidos comunistas y el partido “Congreso Nepalí” que os comenté, que es socialdemócrata. Hay partidos de centro-derecha y de derechas pero son súper minoritarios. El más votado en las últimas elecciones tuvo poco más del 2% del voto.

Desde el final de la guerra civil y la caída de la monarquía se han hecho avances muy importantes en el país, a nivel legislativo, para mejorar la situación de las mujeres. Pero el desarrollo y la aplicación de esas leyes ya es otro tema, de hecho, la situación de desigualdad sigue siendo brutal. 

Seguramente, lo primero que a muchas feministas occidentales se nos viene a la cabeza cuando se habla de Nepal, es el ChhaupadiEl Chhaupadi, ya hemos hablado de esto pero lo recordamos, es una práctica que consiste en expulsar de las casas a las mujeres durante la menstruación y también los días posteriores al parto, y recluirlas en chozas, llamadas “cabañas menstruales”, en las que están completamente aisladas, no se las deja relacionarse con nadie. Todo por la creencia misógina de que las mujeres son impuras cuando están sangrando, dan mala suerte y enfadan a los dioses. Estas prácticas de aislamiento durante la menstruación se dan también en otros países (India, Mali, algún pueblo indígena americano, etc.), pero en Nepal están particularmente extendidas. 

El chhaupadi está castigado con multas y penas de cárcel desde 2007, pero se sigue practicando, sobre todo en la zona occidental del país. Y esas cabañas menstruales donde se recluye a las mujeres carecen de todo, de muebles, de calefacción, de ventilación… Así que cada cierto tiempo se repite la noticia de la muerte de alguna niña, adolescente o mujer durante el chhaupadi: ya sea de frío, por los ataques de animales (serpientes, escorpiones) o por la inhalación de humos cuando encienden un fuego para calentarse. 

En 2010, por ejemplo, fue bastante conocido el caso de una niña de 11 años que murió deshidratada por una diarrea en una de estas cabañas, porque sus familiares no fueron capaces de llevarla a un hospital por miedo a tocarla y quedar malditos. Como se nota que las religiones no las inventamos nosotras. El Chaupadi es solo una de las muchas formas de violencia machista que sufren las niñas y mujeres en Nepal. 

Pesa un gran estigma sobre todas aquellas que sufren o han sufrido la violencia machista, por lo que ninguna encuesta es representativa de la violencia real que sufren las nepalíes. Dos tercios de las mujeres que reconocen haber sufrido violencia física o sexual, afirmaron que no buscaron ayuda de ningún tipo. Ni siquiera entre sus amistades o familiares. En Nepal no hay datos oficiales sobre feminicidios. Pero según un informe del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, 75 nepalíes fueron asesinadas por sus parejas en 2017 y 24 más en el primer trimestre de 2018. En 2017 al menos 140 mujeres fueron asesinadas por el hecho de ser mujeres, pero debido al tabú, alertan de que la cifra real sería mayor. Todo esto en un país con 30 millones de habitantes, casi 20 menos que España. En 2009 se promulgó una Ley sobre Violencia Doméstica, y la Constitución actual de Nepal, de 2015, tiene un artículo en el que se condena específicamente cualquier tipo de violencia contra las mujeres. Pero vuelve a ser papel mojado.

Hay planes y estrategias nacionales para combatir la violencia machista desde hace una década, con refugios y casas seguras estatales para las víctimas que se suman a las que tienen también algunas ONGs. Pero a pesar de que los cambios de unos años a esta parte son importantes, las medidas son, como siempre, insuficientes. Al tabú y al estigma se les suman la pobreza -que dificulta muchísimo salir de situaciones de abuso- y el propio desconocimiento de sus derechos y de las herramientas a su alcance por parte de muchas nepalíes. Por ejemplo, en 2012 solo 9 de cada 100 mujeres de Nepal sabían que la violación marital era un delito, cuando se había criminalizado legalmente seis años antesTodo esto hace que se denuncie muy poco y, además, luego, el sistema asegura un alto grado de impunidad para los agresores. 

Os pongo otro ejemplo. Entre 2016 y 2017 hubo solo 1.874 denuncias por violaciones, pues bien, menos de la mitad acabaron en condenas.

Y está además otro melón casi sin abrir que es el de las violaciones durante la guerra civil nepalesa. En 2015 se puso en marcha la Comisión para la Verdad y la Reconciliación y en 2019 se habían presentado sólo unas 300 denuncias de violaciones ante esa Comisión, cuando es vox populi que el número real de violaciones durante el conflicto es, obviamente, muchísimo más alto. 

Dentro de la violencia machista en Nepal encontramos también asesinatos por honor -afortunadamente menos extendidos que en otros países de la zona como India, Pakistán o Bangladesh- y violencia asociada a las dotes

Aunque las dotes se ilegalizaron hace unos años, es una costumbre que se sigue practicando en varias zonas, y cuando una mujer no aporta suficiente dote al matrimonio, a veces la respuesta de los maridos (o de la familia de este) es la violencia. O sea que Nepal, como veis, es un país donde se dan de manera importante muchas de las formas más sangrantes de violencia contra las mujeres que podemos ver en el mundo. 

Hay también muchos matrimonios infantiles: en 27 de cada 100 matrimonios, la novia es una menor. Esto a pesar de que la nueva Constitución también lo prohíbe. 

Y hay igualmente un problema importante con el tráfico de mujeres, como decíamos, que no solo acaban prostituidas en la India sino también en el propio Nepal, donde la prostitución es teóricamente ilegal. 

Otra práctica producto de la sociedad patriarcal tradicional de Nepal, que afortunadamente está en declive porque los gobiernos llevan persiguiéndola desde la década de 1990, es el DeukiEl Deuki es la costumbre de ofrecer a una niña al templo local de un dios. A una niña de una familia pobre, claro. Haciendo eso la familia mejora su estatus en la comunidad y se ahorra la dote. Son niñas a quienes su familia no vuelve a ver jamás, y que viven con lo que fieles donan al templo. El resultado es que estas niñas quedan desprotegidas, no reciben educación ni absolutamente nada y muchas veces acaban abocadas a sobrevivir prostituyéndose.  Existe la creencia, además, que prostituirlas da buena suerte, ya que purifica a los hombres que las violan. No se sabe cuántas deukis hay hoy en Nepal, las estimaciones varían entre un par de miles y varias decenas de miles.

Y todavía os cuento otra práctica que también existe y es frecuente en ciertas zonas de Nepal: las cazas de brujasTambién prohibidas legalmente y penadas con cárcel y multas altas… pero que siguen produciéndose. Se registran entre 50 y 100 incidentes anuales de linchamientos, torturas y otros abusos a mujeres acusadas de brujería. A veces se llega al extremo de matarlas, aunque no es lo más común. Son más normales las torturas físicas, las humillaciones haciéndoles por ejemplo comer excrementos, y cosas así. Y las mujeres perseguidas por brujería suelen ser pobres, mujeres de las castas inferiores o viudas, también. Las viudas están muy estigmatizadas en algunas zonas rurales de Nepal. 

En general, como en todos sitios, todos los tipos de violencia machista afectan más a las mujeres más pobres y de grupos más desfavorecidos. Recordad esas diferencias entre etnias y castas que os comentaba, y que se ven en casi cualquier parámetro en el que nos fijemos. Por ejemplo, si nos vamos al ámbito educativo, vemos que el analfabetismo femenino en Nepal está en el 40%, casi el doble que el masculino. Pero es que dentro de los dalit, el grupo más bajo de esa sociedad de castas, por ejemplo, esas cifras de analfabetismo se multiplican. Y así con todo. 

Si nos vamos al plano económico, pasa otro tanto. Según el Foro Económico Mundial, el 87% de los puestos de legisladores, directivos y altos funcionarios en Nepal los ocupan hombres, y las pocas mujeres que hay son de grupos étnicos y castas privilegiadas. 

Algo mejor ha ido en el ámbito de la representación política, donde desde los años 90 la entrada de mujeres ha sido notable. Actualmente son más del 30% en la cámara baja y un 38% en la cámara altaY aunque el gobierno sigue estando muy masculinizado, – solo hay un 14% de mujeres-, desde 2015 Nepal está presidido por una mujer, Bidhya Devi Bhandari, que procede del Partido Comunista Marxista-Leninista (aunque actualmente es independiente).

El Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas menciona también que hay grupos particularmente expuestos a la discriminación en base al sexo. Y cita a las mujeres con discapacidad, que son víctimas de más abusos y chocan además con una sociedad muy poco sensibilizada con la discapacidad. Y esto, a pesar de que en 2017 se aprobó una ley contra la discriminación de las personas con discapacidad. 

También están muy expuestas a la discriminación las madres de familias monomarentales, que después de movilizarse durante años, lograron en 2018 que una ley diera a sus criaturas la ciudadanía nepalí sin necesidad del reconocimiento del padre. En Nepal se calcula que hay, o había antes de esa ley de 2018, más de 4 millones de personas que no tenían la ciudadanía. Y se calculaba que unas 700.000 eran hijos e hijas de familias monomarentales. Con lo que esto supone a la hora de acceder a servicios estatales o de disfrutar de derechos políticos, por ejemplo. Es más, esto se junta con otro problema importante y es que en Nepal hay bastante gente de los estratos más desfavorecidos que no tiene documentación oficial. Algo que, entre otras cosas, facilita mucho el tráfico de personas, claro. 

Y dos apuntes más antes de terminar. El primero es sobre la salud de las mujeres: En Nepal se mezclan los problemas de comunicación en las zonas rurales con la existencia de costumbres que tienden a impedir que haya extraños presenciando un nacimiento, y ambas cosas hacen que muchas mujeres den a luz en casa y sin asistencia médica. Como resultado, Nepal tiene una tasa de mortalidad materna muy alta: por cada 100.000 bebés que nacieron en 2016, murieron 239 madres. En España, por ejemplo, esa tasa anda en 4 muertes por cada 100.000 nacimientos. Aun así, se está haciendo un gran esfuerzo desde las instituciones, con resultados visibles: porque 1996 la mortalidad materna estaba por encima de 500, más de la mitad que ahora. 

Por otra parte, desde 2002 el aborto es legal y libre hasta la semana 12 de embarazo, aunque acceder a un aborto seguro sigue siendo difícil para muchas mujeres. 

Nepal es un país donde también se sigue practicando el infanticidio selectivo de niñas. Un estudio de 2010 apuntaba que el 65% de las criaturas abandonadas en la zona de la capital, Katmandú, eran niñas. Por otra parte, aunque la homosexualidad se legalizó en 2007 y se han dado pasos para la protección de las personas no hetero, sigue habiendo mucho estigma y no se permiten todavía ni las uniones entre personas del mismo sexo, ni que adopten, ni nada. Tampoco se permite el cambio legal de sexo entre hombres y mujeres, pero Nepal sí reconoce un tercer género de forma oficial. Uno puede registrarse legalmente como “hombre”, como “mujer” o bajo el epígrafe “otro” en la categoría del género. 

Según un informe de la Blue Diamond Society, una ONG pro derechos LGTB de Nepal, las lesbianas están particularmente invisibilizadas y estigmatizadas, les cuesta más que a los homosexuales varones salir del armario y están sometidas a más presiones familiares y sociales para no hacerlo, pues porque son mujeres. 

 

REFERENCIAS

Ilustraciones > Canina Walls

un podcast de