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Situación de las mujeres en México

*Situación de las mujeres en México aparece en el podcast:

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México es un país que tiene problemas de desigualdad social y de pobreza verdaderamente terribles, donde hay niveles de violencia muy altos y una cultura patriarcal súper arraigada. Por situarnos, el Índice de Desarrollo Humano de México, que sabéis que es un indicador que compara cómo de prósperas son las sociedades del mundo en función de parámetros de salud, educación e ingresos, es muy parecido por ejemplo al de Irán. Este índice sitúa a México en la posición 74 a nivel mundial. España está en el puesto 25.

Está también entre los treinta países con mayores tasas de pobreza del mundo: más de un 46% de la población está por debajo del umbral de la pobreza, y es también como os decía un país súper desigual. El tercero con mayor desigualdad de ingresos de la OCDE, sólo superado por Chile y Costa Rica, los tres a años luz en cuanto a desigualdad de ingresos del resto de países de esta OCDE. En definitiva, es un país con mucha riqueza pero muy mal repartida, dentro de lo fatal repartida que está la riqueza everywhere, primas.

¿Y quién sufre más la desigualdad y la pobreza? Pues los colectivos discriminados y, por supuesto, esta mitad de la población: las mujeres. La pobreza está feminizada allí donde vayamos, y en el caso concreto de México se calcula que hay 2-3 millones de mujeres pobres más que de hombres. Algunas políticas sociales sobre todo a nivel estatal están intentando combatir este problema. Quizá la más famosa sea el llamado “salario rosa” que da el Estado de México -el estado, no todo el país-, una cantidad fija de dinero (bastante modesta, el equivalente a 100 euros) que se paga cada dos meses a las mujeres en situación de pobreza extrema que solo trabajan en el hogar y no tienen salario. Las mujeres rurales y las indígenas son los dos colectivos más afectados por la pobreza y, en general, por la desigualdad de género también en otros ámbitos como el sanitario o el educativo. 

Aunque es verdad que en educación sí se ha alcanzado la paridad, e  incluso hay más mujeres en las universidades, algo que es bastante la tónica a nivel global, hay problemas concretos graves como por ejemplo las enormes tasas de abandono escolar de las adolescentes que quedan embarazadas, que en México no son pocas. Hasta el punto de que solo el 16% de las embarazadas o madres en edad escolar siguen asistiendo a la escuela.

Otro tema es cómo se concreta luego en el ámbito laboral esa paridad educativa. Y aquí es golpea el machismo y lo venimos viendo realmente en todos los países: en las propias universidades, en datos de 2012, veíamos que salían más mujeres graduadas pero luego ellas apenas eran un tercio dentro del Sistema Nacional de Investigadores. En 2018, CONAPRED, una institución que tiene por objetivo intentar erradicar la desigualdad en México, concluyó en un estudio que las ciudadanas de México ganaban un 34.2% menos que los hombres, que se les bloqueaba el acceso a algunos puestos y ocupaciones y que tenían un 7% más de riesgo de no obtener un seguro médico a través del trabajo. En algún sector, como el agropecuario, la brecha salarial llegaba casi ¡al 200%!

Y es que claro, ¿quién copa los puestos de responsabilidad, los mejor pagados, los que implican mayor poder? Pues los hombres, por supuesto. Por ejemplo, hay solo un 6% de mujeres en los consejos de administración de México, y si no se tienen en cuenta los puestos patrimoniales en esos consejos, es decir, de mujeres que están ahí por estar vinculadas a la propiedad de la empresa, a veces por herencia y demás, ese porcentaje se reduce al 2%. Y en política, a pesar de las mejoras evidentes en los últimos años, pasa lo mismo. 

Es verdad que el Congreso que salió de las últimas elecciones, en 2018, es prácticamente paritario, como resultado de una reforma de 2014 que obliga a los partidos a tener paridad en sus listas. Pero amigas, el poder real ya es otra cosa: al poco de celebrarse esas elecciones, cuando tocó designar a los líderes de los partidos políticos en este Congreso, todos estos partidos sin excepción pusieron al frente a hombres. En el gobierno federal también hay casi paridad, 9 secretarias de Estado de un total de 19, pero por ejemplo de los 32 estados que componen México, bueno, 31 estados más México DF, para ser exactas, solo hay una mujer gobernadora en Sonora y otra en el DF. Punto. Dos de treinta y dos. 

El tema más duro, sin duda, y creo que uno de los que primero se nos viene a la cabeza a todas las feministas cuando hablamos de México, es el de la violencia machista, que en México alcanza unas dimensiones tremendas. Se han hecho varias encuestas en los últimos años, y se han sacado datos como, por ejemplo, que más del 60% de las mujeres en México han sufrido algún tipo de violencia machista. La punta del iceberg de esta violencia ya sabéis que son los feminicidios, y en México los datos ponen los pelos de punta. En 2019 hubo más de 3.000 feminicidios según el Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidios, que apareció entre otras cosas para intentar llevar una contabilidad de estos casos mejor que la oficial, que es desastrosa. 

México tiene 127 millones de habitantes, es decir, es como si en España tuviésemos 1.100 feminicidios cada año. De todos esos feminicidios, un montón no se registran, muchísimos no llegan ni a investigarse y otros se investigan mal por falta de recursos o por falta de interés. Os recomiendo fuerte que veáis el documental de Netflix “Las tres muertes de Marisela Escobedo”, para que entendáis hasta dónde llega la impunidad, la inacción de las autoridades y en ocasiones también incluso la connivencia de estas mismas autoridades corruptas con los crímenes. Marisela fue un antes y un después, y es justo que esté siempre en nuestra memoria. Eso sí, id preparadas porque te destroza. 

Y hay muchos más casos terribles, la primera sentencia con perspectiva de género de la Corte Interamericana de Derechos Humanos fue precisamente contra México por cómo se llevaron las investigaciones del caso de dos feminicidas en serie de Ciudad Juárez -caso campo algodonero-. Existe una queja generalizada desde el feminismo de que faltan recursos humanos y financieros para combatir la violencia machista, y también de coordinación entre las administraciones que tienen que hacerlo. Aunque sabemos que el tema en México es complejísimo, porque la criminalidad en general es muy alta por el narcotráfico y sus tentáculos que todo lo tocan, y por la militarización de la seguridad pública. 

Y tenemos que referirnos también, además de a los feminicidios, a la trata de mujeres. México es centro de tránsito y de extracción de mujeres que son luego vendidas a proxenetas en EEUU. Faltan cifras fiables, pero las organizaciones civiles hablan de varios miles de mujeres que desaparecen y son traficadas en México cada año, la mayoría menores de edad. Y aquí recuerdo el audio de la compañera que nos decía que ni haciendo la compra puedes perder de vista a tus hijas. 

También podríamos hablar de la prostitución en el propio México, muy extendida y claramente producto de la pobreza. Tan claramente que en México DF el número de prostitutas se ha duplicado por la crisis del covid, que ha obligado por ejemplo a muchas mujeres que habían dejado la prostitución a volver a ella. En todo México es legal ser putero, el proxenetismo y el ejercicio de la prostitución ya tienen diferente estatus según el estado concreto del país, pero hay bastante debate y muchos intereses intentando promover la regularización, así que es un tema bastante acuciante también.

Otro gran tema en la agenda feminista mexicana es el aborto. La situación es sangrante: el aborto solo está despenalizado en México DF, la capital, que lo legalizó durante las doce primeras semanas de embarazo en 2007, y en el Estado de Oaxaca, que hizo lo mismo en 2019. En el resto del país, el único motivo común reconocido para poder abortar es la violación. Solo en parte de los estados se permite también abortar por otras causas como el riesgo para la salud de la madre. La situación es entonces la de siempre cuando el aborto está penalizado: quienes pueden permitírselo viajan a abortar a la capital y, las que no, lo hacen de forma clandestina, con los riesgos que eso conlleva y enfrentándose a multas y penas de cárcel en el caso de ser descubiertas. 

No está claro cuántas mujeres hay presas por abortar, pero desde organizaciones feministas como “Las Libres” se habla de al menos 200 mujeres. Hace pocas semanas un grupo de diputadas presentó una iniciativa para despenalizar el aborto en todo el país y para mejorar también por ejemplo la asistencia durante el parto y el puerperio, porque en México la tasa de mortalidad materna sigue siendo alta -ocho veces superior a la de España-, en parte también por la desigualdad que hay en el ámbito de la salud, que afecta sobre todo a hogares pobres.

Y ya el último tema al que me quiero referir es el de los derechos de las persona no heterosexuales. La homosexualidad es legal en todo México y hay leyes contra la discriminación, pero solo en algunos estados son legales el matrimonio homosexual o las uniones civiles entre personas del mismo sexo, y de nuevo solo algunos estados permiten la adopción a parejas homosexuales. México es uno de los países del mundo con más violencia en este sentido: en 2019 hubo al menos 117 asesinatos por LGTBfobia. Además, las compañeras lesbianas en México denuncian la invisibilización que sufren, y están poniendo en marcha proyectos para reivindicar derechos y situarse en el debate público. “Sin lesbianas no hay democracia”, por ejemplo, ha sido una de esas iniciativas en los últimos años.

Ilustraciones > Canina Walls

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