
Ilustraciones > Canina Walls
un podcast de
Menú

Diseño y desarrollo web > Supernova
Ilustraciones > Canina Walls
© 2020 radiojaputa.com
Inicio > Situación mujeres en el mundo > La situación de las mujeres en Irán
¡Comparte!
Hoy vamos a empezar el programa hablando de la situación de las mujeres en un país islamista de Oriente Medio con un régimen patriarcal durísimo: Irán. Todas sabéis seguro que las mujeres allí soportan una situación de desigualdad y de opresión atroz, pero hoy vamos a profundizar un poco más en ello.
Antes, un resumen “express” de la historia de Irán creo que nos puede ayudar a contextualizar todo un poco mejor. Irán es prácticamente el único país de la zona que no fue víctima de la colonización, al menos de forma directa. Se mantuvo como un país independiente, y de hecho es uno de los países independientes más antiguos del mundo, aunque es verdad que en la época contemporánea estuvo muy sometido a las presiones del imperio zarista y británicos, primero, y más recientemente de los soviéticos y, sobre todo, de los estadounidenses. Estados Unidos es como un dios avaro: siempre está en todos sitios, en todos en lo que hay riqueza.
El país estuvo gobernado por diferentes dinastías. La última de ellas, la dinastía Pahlavi, llegó al poder en 1925 y dio un impulso importante a la modernización y a la industrialización del país que supuso también mejoras en la situación de las mujeres. En los años 30 y bajo la tutela del último emperador, el “shah” Mohammed Reza Pahlavi, a las mujeres se le abrieron las puertas de las universidades y en 1940 conducían. En 1963 accedieron al voto, aunque generalmente las elecciones no eran precisamente libres. En esta línea reformista, secularizadora y occidentalista, se llegó a prohibir directamente el uso del hijab y se aprobó por ejemplo también el aborto libre durante las doce primeras semanas de embarazo, en 1977.
Esto no quita que en Irán no se sufriera, y mucho, el régimen del shah, que era una dictadura personalista, corrupta y represora, pero en los derechos de las mujeres desde luego se avanzó, y el contraste con lo que vino después, con lo que es hoy día es la noche y el día.
A finales de los años 70 las protestas contra la dictadura fueron in crescendo, animadas por sectores opuestos, no sólo por sectores islamistas, sino también por grupos nacionalistas e izquierdistas, como por ejemplo el partido Tudeh, el partido comunista iraní. Ese tipo de grupos, que apoyaron la revolución islamista de 1979 que tumbaría el régimen del shah, fueron reprimidos e ilegalizados y sus miembros encarcelados cuando la revolución se consolidó e Irán se convirtió en una teocracia liderada por el ayatolá Jomeini.
En la revolución islámica iraní también participaron y tuvieron un papel activo muchas mujeres, que vieron horrorizadas cómo el régimen que se instauraba tras la dictadura suponía un retroceso inmenso para sus derechos. Gran parte de los avances logrados en la época anterior se revirtieron. Se implantó la sharía, el código de derecho islámico, con lo que eso conlleva a nivel de sometimiento de las mujeres, tema que tratamos cuando hablamos de la situación en Arabia Saudí.
Se volvió a prohibir el aborto, que luego se ha permitido solo en caso de que peligre la salud de la madre o por malformaciones del feto, se prohibieron los anticonceptivos y se acabó con los avances que se habían dado también en materia de legislación familiar. La edad de matrimonio mínima de las mujeres, por ejemplo, que estaba en los 18 años desde 1975, se bajó ¡hasta los 9 años! -luego se ha subido hasta los 13-, además, para casarse es imperativo el permiso del padre, existen los matrimonios forzados y divorciarse por voluntad de la mujer en la práctica es poco menos que imposible si el marido no consiente. En fin. Igualmente se implementó un código de vestimenta obligatorio para las mujeres, que incluye llevar el hijab, y el incumplimiento de todas estas cuestiones está desde entonces penado de forma muy dura. El proceso de incorporación de las mujeres al trabajo que se venía dando antes de la revolución islamista también sufrió un retroceso, porque el nuevo régimen fundamentalista peleó para meter a las mujeres en el hogar y reducir su vida a los cuidados familiares.
No obstante, es verdad que ese proceso de marcha atrás no se consiguió que fuera total, porque para 1979 la sociedad iraní ya había abierto bastantes las miras, sobre todo si la comparamos con otros países del entorno. En este sentido por ejemplo no consiguió sacar totalmente a las mujeres del ámbito laboral, a pesar del retroceso que os comento y de que se les prohibió ejercer muchas profesiones, como por ejemplo las del ámbito del Derecho. Tampoco se sacó a las mujeres del ámbito educativo. Pero como os digo, en general el golpe a sus derechos fue durísimo. Además, comenzó la segregación radical en el espacio público. A día de hoy siguen viajando separadas en el transporte público. También empezaron a ser vetadas en determinados lugares como los estadios de fútbol, etcétera.
Después de los primeros años de la revolución, y sobre todo desde los años 90, la cosa mejoró un pelín. Tampoco mucho, vaya. Se levantaron algunas prohibiciones como la referente al uso de anticonceptivos, se empezó también a favorecer una nueva incorporación de las mujeres al mundo del trabajo, sobre todo a determinadas profesiones que el régimen tuvo a bien considerar aptas: farmacéuticas, ginecólogas, matronas… Incluso se les permitió volver a ejercer el Derecho, aunque con muchísimas limitaciones, no pueden se juezas por ejemplo. También ha habido una pequeñísima incorporación, limitada pero importante, a puestos de responsabilidad. Actualmente en el parlamento iraní, el majlis, hay unas veinte mujeres de 290 miembros, y también ha habido una decena de ministras en los últimos veinte años.
En la educación, aquí sí que Irán es una excepción si lo comparamos con países de su entorno, vemos que las mujeres son algo más de la mitad de la población universitaria. Y es que este tema de la educación de las mujeres es uno de los que ya estaba muy interiorizado por la sociedad cuando tuvo lugar la revolución. Pero aun así, muchas universidades siguen prohibiendo el acceso de las mujeres a algunos estudios, y si miramos el número de profesoras universitarias vemos que son menos de una cuarta parte del total. En general, aunque algo más de la mitad del alumnado universitario son mujeres, luego muy pocas las que encuentran trabajo. O sea, que en cuanto damos un paso hacia arriba vemos claramente que la desigualdad es brutal.
Aunque se hayan dado esas tímidas mejoras, la violencia contra la mujer está muy institucionalizada y admitida socialmente, sobre todo en algunos ámbitos y en las zonas más conservadoras del país. Se producen todo tipo de excesos que nos llegan a Occidente con cuentagotas, porque el iraní también es un régimen cerradísimo. Así que pocas veces disponemos de cifras globales. Sí sabemos que sigue lapidándose como castigo por adulterio a las mujeres, mientras ellos pues directamente pueden tener varias mujeres porque la poligamia es legal. También sabemos que son frecuentes los ataques con ácido por cuestiones como incumplir el código de vestimenta obligatorio y que siguen dándose los llamados crímenes de honor sin que a los asesinos les pase nada… En fin. Hace un año más o menos, por ejemplo, llegó a la prensa europea el caso de una mujer condenada a cárcel y a más de 70 latigazos por publicar fotos sin el velo y besando a su novio en Instagram. Y también un caso. que nos revolvió las tripas, de un padre que decapitó a su hija de 14 años porque se había fugado con su novio. Un novio de casi 30 palos, además, un pederasta, pero no te creas que le pasó algo a él. Se calcula que en algunas provincias muy conservadoras del país más del 40% de los asesinatos responden a este tipo de crímenes de honor.
Y luego qué decir de la represión a las lesbianas, claro. Las relaciones entre personas del mismo sexo están prohibidísimas y se castigan con la pena de muerte muchas veces. No sabemos a cuántos gays y lesbianas se ha matado en Irán desde el triunfo de la revolución de 1979, pero hay cifras que hablan de varios miles de personas. Y curiosamente esa represión institucional no se extiende a la transexualidad: el Estado promueve y financia las operaciones de reasignación de sexo y es uno de los países donde más cirugías de este tipo se realizan, de hecho.
La opresión que sufren las mujeres incluye también otras parcelas de las que no hemos hablado, que tienen que ver con la aplicación de la sharia y que en realidad son parecidas a las que vimos ya para Arabia Saudí, como el que las mujeres hereden menos que los varones, que apenas tengan posibilidades de conseguir el divorcio, que casi nunca logran la custodia de los hijos… Se puede recurrir a los tribunales, pero muy rara vez dan la razón a la mujer.
Frente a toda esta opresión hay un movimiento feminista bastante fuerte, que sufre una represión durísima. En los últimos años hemos visto movilizaciones muy importantes dentro de Irán, por ejemplo contra la obligatoriedad del hijab, contra las lapidaciones, contra los crímenes de honor y en general en defensa de los derechos de las mujeres. Una iniciativa muy conocida ha sido la famosa “Campaña del millón de firmas”, que buscaba presionar al gobierno para favorecer cambios en la legislación pero muchas de sus promotoras han acabado detenidas y encarceladas. Aquí, los medios de comunicación, generalmente a través de denuncias de ONGs como Amnistía Internacional, se han hecho eco de varios casos concretos de represión contra estas activistas, que son frecuentemente detenidas, condenadas a penas de cárcel muy duras e incluso torturadas y vejadas en las prisiones.
Casos como el de las tres mujeres condenadas a 55 años de prisión -de forma efectiva cumplirían cada una unos 10 años-por quitarse el hijab en el metro de Teherán en un acto de reivindicación política el 8 de marzo. O como el de la abogada Nasrim Sotoudeh, condenada hace un par de años, a 148 latigazos y 38 años de cárcel por defender los derechos de las mujeres y por defender a las manifestantes de esos movimientos contra el código de vestimenta… La revista Zanan, que defiende los derechos de las mujeres, también ha sufrido represión.
También conocemos casos de mujeres que se han autoinmolado como protesta política: Sahar Khodayari lo hizo en 2019, después de ser detenida por intentar entrar disfrazada de hombre a un estadio de fútbol; y ya en 1994 Homa Darabi se había autoinmolado para protestar contra la obligatoriedad del hijab… La entrada a los estadios se volvió a permitir a las mujeres, solo unos meses después de la autoinmolación de Sahar Khodayari, por cierto.
Estos movimientos van logrando avances, muy pequeños, y muy muy costosos, como vemos. Es importante este punto para el progreso en Irán, y es que al menos parte de la sociedad iraní es mucho más moderna que el régimen político que sufren.
© 2020 radiojaputa.com