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La situación de las mujeres en Alemania

*La situación de las mujeres en Alemania aparece en el podcast:

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Bienvenidas, compañeras, una semana más, a tu encuentro radical de confianza., en este recorrido mundial que estamos haciendo para conocer mejor la situación de las mujeres en el mundo, Hoy nos vamos a quedar más cerca. Vamos a hablar de un país de nuestro entorno político inmediato, la Unión Europea. Concretamente de Alemania.

Así de primeras, creo que muchas pensaríamos que seguramente Alemania es un país más igualitario que por ejemplo España. Es un país más rico y en algunos aspectos también más privilegiado. Pero la realidad es que, en materia de igualdad, Alemania no está como para presumir. En el índice que elabora el Instituto Europeo para la Igualdad de Género aparece como el doceavo más igualitario dentro de la UE, con una puntuación global que queda de hecho ligeramente por debajo de la media europea. En ese ranking España está octava, por cierto.

Una de las cosas que más llama la atención es la importantísima brecha salarial. En 2019, las mujeres ganaban un 19% menos que los hombres. Dentro de la UE la media está sobre el 15% y tenemos que irnos a Estonia para encontrar más desigualdad salarial que en Alemania. La explicación es -como siempre- estructural: las mujeres trabajan en sectores peor pagados y en puestos inferiores. Y la maternidad y las actitudes sociales e institucionales hacia ella juegan un papel muy relevante en ello. Es muy habitual que cuando tienen hijos sean las mujeres, y no los hombres, las que se acojan a las muchas facilidades que da el Estado para coger excedencias o jornadas reducidas, lo que afecta a sus carreras profesionales. De hecho, en parejas con hijos la brecha salarial entre ellas y ellos se multiplica. 

También es interesante, por cierto, el hecho de que la brecha salarial sea más del doble en Alemania occidental, lo que fue la Alemania capitalista en su día, porque ya sabéis que el país estuvo dividido en dos después de la Segunda Guerra Mundial. Los hogares monomarentales también son allí un foco de desigualdad: un 43% de las madres de este modelo de familias están en riesgo de exclusión social. Sin embargo, cuando la cabeza del hogar monoparental es un señor, ese riesgo de pobreza baja a casi la mitad, al 25%. 

Y aprovecho la mención a las dos Alemanias, la capitalista y la socialista, solo decir que esta última despenalizó la homosexualidad en 1957, la capitalista no lo haría hasta entrado 1970. Hablamos de socialismo pero del real, claro, no el del PSOE. La unión entre personas del mismo sexo, no ha sido una realidad en Alemania hasta 2017, hace 4 añitos. En la Alemania socialista, el aborto se despenalizó en 1972, una mujer solo tenía que pedirlo. En la Alemania capitalista, las restricciones llegan hasta hoy. A día de hoy, dispone una ley del aborto bastante restrictiva. Se puede abortar hasta el tercer mes de embarazo, pero es obligatorio acudir previamente a una oficina estatal de orientación, que te da información, te expide un certificado de que has ido, y luego a esperar al menos tres días como periodo de reflexión. Esta orientación obligatoria es pública, pero el aborto, salvo casos especiales, te lo tienes que pagar tú. Además, por ejemplo las ginecólogas tienen prohibido informar sobre prácticas abortivas, y ya hay más de una condena por hacerlo. Hace poco, en 2019, se condenó por ejemplo a dos ginecólogas de Berlín a pagar varios miles de euros por explicar en sus páginas web cuáles son los procedimientos abortivos. Tra, tra.

También sorprende bastante la desigualdad educativa. A nivel universitario al menos. Solo el 20% de las mujeres que viven en Alemania se gradúan en la universidad, frente al 28% de los hombres. Algo que empieza a ser bastante raro en Europa: de hecho, en la UE en general hay ya más mujeres que hombres completando estudios universitarios. Además, y como siempre, las mujeres se  concentran en carreras de humanidades, sanitarias o relacionadas con la educación.

En el plano de la política, Alemania tiene buenos datos. Comparativamente hablando, claro. Porque no son tampoco tan buenos como a lo mejor nos puede transmitir de primeras el que tengan a una mujer canciller desde hace 15 años. Que por otra parte, no es que sea precisamente una figura que impulse la lucha feminista, como sabemos. Actualmente, las mujeres son alrededor del 40% en el gobierno y en torno al 30% o algo más tanto en el parlamento nacional como en los parlamentos regionales y en los ayuntamientos. También se ha mejorado últimamente la representación de mujeres en las juntas de las grandes empresas, porque una ley de cuotas de 2015 que obliga a que sean al menos el 30%. Y efectivamente ahora son el 36%, cuando en 2010 solo eran el 14.

Después de estos datos generales, quiero hablaros un poco más de un tema concreto que me parece particularmente importante en el caso alemán: la prostitución. Alemania la legalizó en 2002 y es un ejemplo muy interesante para analizar cuáles son los efectos y el balance de las políticas regulacionistas. Cuando se legalizó, se hizo sobre la base de toda la batería de argumentos típicos del regulacionismo: las prostitutas iban a ser las grandes beneficiadas porque iban a poder disfrutar de derechos y prestaciones sociales, la trata iba a desaparecer porque ya no iba a tener sentido, el Estado iba a ingresar mucho dinero por la vía impositiva, se iba a reducir la criminalidad asociada a la prostitución, etc. 

Pues bien, para sorpresa de nadie, estos presupuestos no se han cumplido. Pero vamos, en absoluto. La prostitución ilegal sigue estando extendidísima, no se sabe ni cuántas mujeres prostituidas hay, las estimaciones que varían entre 150.000 y 700.000. La trata no solo no se ha reducido, sino que como con la legalización han aumentado la oferta y la demanda de prostitución, pues al final la trata lógicamente también ha aumentado. Incluso es más difícil perseguirla al estar la prostitución legalizada… En fin. La criminalidad también sigue ahí, y las condiciones de las mujeres prostituidas, lejos de mejorar, han empeorado por la liberalización y la libre competencia… Jugada maestra del patriarcado esta de la legalización de la prostitución.

La ideaza de regular la prostitución ha traído unas cotas de inhumanidad, de vergüenza y de violencia contra las mujeres terribles. A raíz del la regulación, comenzaron a surgir como setas los famosos macro-prostíbulos, en los que se ofrecían tarifas planas, es decir, los puteros pagaban “x” dinero y con eso ya entraban y tenían sexo hasta hartarse. Había ofertas de tarifas que incluían sexo, cerveza y comida… un todo incluido, verdaderamente de vergüenza. Estas prácticas en concreto, en teoría, se prohibieron en 2017 por ley, pero lo único que ha conseguido es que no se oferten públicamente. Esa reforma legal de 2017 también incluyó la obligación para las prostitutas de inscribirse en un registro oficial para ejercer, pero actualmente se calcula que ni siquiera el 10% lo han hecho. Miedo, estigma, culpa, no tener los papeles en regla, y mil motivos más, motivos que los políticos porque es exactamente lo mismo que ha ocurrido en países que han regulado antes que ellos. Con la pandemia la situación real de las mujeres prostituidas ha quedado bien clara, porque al cerrar los prostíbulos ha habido miles, sobre todo extranjeras, que se han quedado literalmente en la calle. 

Al final, para sorpresa de nadie, una vez más, los únicos que se han beneficiado de verdad de esa legalización son los proxenetas y los puteros, básicamente. Alemania es uno de los países de Europa con más puteros y se ha convertido en el “burdel de Europa”, como ya se la conoce popularmente.

Y luego está, claro, el problema de fondo de todo esto. La imagen que se transmite de las mujeres cuando se vende pública e institucionalmente la prostitución como un trabajo cualquiera. Las mujeres como objeto de consumo como algo corriente y aceptado sin más por la sociedad. Esto es apuntalar la violencia estructural contra nosotras pero a lo bestia. Imaginad por ejemplo lo que es para los niños y adolescentes crecer en una sociedad que normaliza y regula legalmente la explotación sexual de las mujeres. Los efectos y consecuencias de ese aprendizaje no lo sufrirán los hombres, sino las ciudadanas de Alemania.

Hablamos de un ámbito, el de la prostitución, en el que la violencia contra las mujeres es brutal y está a la orden del día. En Alemania ha habido muchos casos espeluznantes de asesinatos y de intentos de asesinato de prostitutas desde la legalización. Incluso casos de asesinos múltiples de prostitutas. Como muestra un botón: de 2002 hasta 2018 murieron asesinadas a manos de chulos o de puteros como mínimo 91 prostitutas. Algunas fuentes dan cifras superiores.

Con estos mimbres pues luego no es de extrañar que en el tema de la violencia contra las mujeres Alemania esté en general poco concienciada si la comparamos con otros países europeos. El mismo movimiento feminista alemán es bastante flojo, quien lleva la voz cantante, y así  les va, es el feminismo neoliberal, con un discurso que ni es crítico, que ni consigue movilización y con cero activismo antipatriarcal. Aunque en los últimos años parece que sí se está moviendo algo, precisamente porque en buena medida son las abolicionistas de la prostitución quienes se están encargando de menear el tinglao machista.

En el tema de la violencia machista, lo que vemos es que faltan buenas estadísticas oficiales por ejemplo sobre feminicidios, la prensa alemana sigue todavía romantizando asesinatos, hablando de amor, celos y crímenes pasionales… como aquí hace una década.

Y los datos de violencia machista  que tenemos, aunque ya os digo que las fuentes dejan que desear, son desde luego preocupantes. Actualmente, cada día un hombre intenta matar a su pareja o ex pareja, y lo consigue cada 2 o 3 días. En 2018 fueron 147 las asesinadas, y la ratio de feminicidios por millón de habitantes, aunque no es la más alta de Europa, sí está entre las más altas. Según datos de 2014, solo uno de cada tres casos de violencia machista se denuncia, y la respuesta del sistema judicial pues ha dejado también ejemplos lamentables de victim-blaming, de asesinos que se han ido con condenas irrisorias… Justicia patriarcal en todo su esplendor.

Sumadle a esto el resto de violencias, claro. Hay más de 40 delitos sexuales al día contra menores, por ejemplo, el 11% de las mujeres sufren acoso online… En fin. Y a pesar de ello la sociedad ya os digo que está reaccionando con más lentitud que en otros sitios. Se tiende a pensar que allí están estupendamente y que el machismo es cosa de esos países bárbaros del sur. Y esto nos lo habéis relatado las compañeras exiliadas allí y en otros países de la zona. Otra cosa que denuncian algunas feministas en Alemania es que la sociedad allí no tiene mayores problemas en ver la violencia machista como un problema siempre que de alguna manera quede asociada a minorías étnicas o religiosas. Con el alemán de pura cepa no va el tema del todo, nos suena esto, ¿verdad?

Lo vamos a dejar aquí porque nos tenemos que ir a otras cosas que viene el podcast cargadito hoy, pero ya veis que hay mucha tela que cortar. Y que las alemanas perdieron derechos con la reunificación de las dos Alemanias, eso también. Os dejaré noticias de la época, en las mujeres de la Alemania capitalista pedían los mismos derechos de los que disfrutaban sus vecinas.

Ilustraciones > Canina Walls

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