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Situación de las mujeres en Turkmenistán

*Situación de las mujeres en Turkmenistán aparece en el podcast:

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Hoy vamos a mirar a un país súper poco conocido, primas. Se trata de uno de esos países de Asia Central que terminan en “stan”, que es un sufijo persa que significa “hogar”. Viajamos a Turkmenistán, un país con un tamaño parecido al de España pero muy poco poblado. Son aproximadamente 5 millones de personas de las cuales 2 millones y medio vive en zonas rurales. Más de 4 millones son de etnia turcomana o turkmena, pero también hay minorías importantes de uzbekos y de rusos.

Todo el territorio que ocupa Turkmenistán, como otros de la zona, fue conquistado por el Imperio Ruso en el siglo XIX. Y en el siglo XX, tras unos años convulsos después de la revolución bolchevique, quedó integrado como una de las quince repúblicas socialistas soviéticas de la URSS. Cuando la URSS desapareció, en 1991, Turkmenistán emergió como un país independiente bajo el liderazgo del que había sido el último líder comunista de la región: Saparmurat Niyazov. 

Este señor reorganizó el antiguo partido comunista turkmeno para crear otro partido, muy nacionalista, que llamó Partido Democrático. Y estableció una dura dictadura personalista hasta su muerte en 2006. Le sucedió su vicepresidente, que tiene un nombre todavía más impronunciable para una españolaza: Gurbanguly Berdimuhamedow. Y con él hasta hoy. El país funciona como un régimen totalitario, cerradísimo, muy corrupto y donde las libertades civiles y políticas brillan por su ausencia. Suele ponérsele al nivel de otros regímenes como el norcoreano o el eritreo. 

Esta situación explica el bajo nivel de vida de la población, a pesar de que Turkmenistán no es un país pobre: está entre los países con mayores reservas de gas natural de todo el mundo.

La poca información que salta a la prensa sobre Turkmenistán suele tener que ver con las extravagancias del dictador: un señor que sale en televisión recitando poemas dedicados a sus ponis, que toma decisiones caprichosas como prohibir la circulación de vehículos negros, que ha llenado la capital de obras fastuosas e innecesarias… Y que, entrando ya en materia, por ejemplo hace un par de años prohibió conducir a las mujeres, acusándolas de provocar muchos accidentes. Precisamente a los pocos meses de que Arabia Saudí levantase esa prohibición. Esto ya nos da la medida de lo que nos vamos a encontrar en cuanto a la situación de las mujeres.

Lo malo es que, como sucede con casi todo en Turkmenistán, no disponemos de datos fiables por el control absoluto de la información en el interior y el bloqueo del flujo informativo hacia el exterior. Así que no podemos informar sobre la situación de las mujeres con cifras, que siempre nos ayudan a hacernos una idea un poco más “objetiva”. De hecho, los índices y rankings internacionales que se hacen, como por ejemplo ese Índice Global de la Brecha de Género del Foro Económico Mundial que utilizamos a veces, ni siquiera incluye a Turkmenistán. La poca información que tenemos a nuestro alcance proviene de ONGs y de organismos internacionales como el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer de la ONU. 

Aunque la Constitución y algunas de las principales leyes del país hablan de igualdad entre sexos, la realidad no es esa. Existe una fuerte discriminación que hunde sus raíces en una cultura tradicional muy patriarcal influida además por el factor religioso, en este caso el Islam, que es la religión mayoritaria de los turkmenos. 

 En el ámbito político sí sabemos que las mujeres son algo menos del 17% en el parlamento y que apenas tienen puestos importantes de responsabilidad. Actualmente, parece que solo hay una mujer en el consejo de ministros, encargada de la cultura y los medios de comunicación, y también han sido mujeres las dos últimas presidentas del Parlamento. En general, se persigue activamente que las mujeres se ciñan a puestos de no mucha responsabilidad y a ser posible en sectores como la educación, la sanidad o los servicios. Hasta el punto de que el código laboral recoge medidas que surgen de una concepción de la mujer como el sexo débil y garantizan a las mujeres más periodos de descanso en el trabajo, por ejemplo, u otras ventajas como poder jubilarse antes y con menos años trabajados que los hombres. 

De igual forma, solo las mujeres pueden cogerse bajas para criar a los hijos, aunque no remuneradas. Estas medidas realmente lo que persiguen es que las mujeres se queden lejos de puestos de poder, que no trabajen en determinados sectores y que se sigan ocupándose del hogar y la crianza. Todo ello encima con un paternalismo tremendo. 

La situación es peor en las zonas rurales, como siempre, vayamos donde vayamos, donde a menudo a las mujeres se las sigue viendo como una posesión de padres y maridos. Se las discrimina de cara a herencias, se las despoja de la capacidad de decidir sobre sus matrimonios… Nada de esto está contemplado legalmente, porque la ley habla de que las herencias deben ser igualitarias y los matrimonios consensuados… Pero aun así ocurre sin que el Estado haga nada por evitarlo. 

En el caso concreto de los matrimonios y de los divorcios, aunque hay cosas que no tenemos muy claras, porque ya os digo que hablamos de uno de los países más herméticos del mundo, sí es conocido que se encuentran con el obstáculo del famoso “excrex”, el dinero que el novio tiene que pagar a la familia de la novia para casarse. La cantidad requerida tradicionalmente varía entre regiones pero suele ser alta. Eso dificulta los matrimonios consensuados y favorece los concertados, y dificulta también que una mujer pueda iniciar un divorcio porque la tradición dicta que entonces su familia tendría que devolver ese dinero del excrex. 

Si el matrimonio es con un extranjero los problemas se multiplican. Tanto que, hasta 2005, el propio gobierno estableció que un extranjero tenía que pagar 50.000 dólares y poseer una casa en Turkmenistán para casarse con una turcomana.

En cuanto a la extensión de la violencia machista en la sociedad turkmena, varias organizaciones vienen denunciando que es muy frecuente y que las mujeres apenas tienen medios, apoyo social o recursos legales para enfrentarse a esa situación. De hecho, una de las peticiones más frecuentes que la comunidad internacional le hace a Turkmenistán es que desarrolle leyes específicas para la violencia machista, pero no parece que se haya avanzado. Apenas se tienen noticias de casos de maltrato, acoso laboral o incluso de violaciones que lleguen a los tribunales. 

Otro tema que merece unas palabras es la presión sobre la apariencia externa de las mujeres. Aunque no existe la obligación de cubrirse el rostro, sí se obliga a las turkmenas a llevar determinadas prendas tradicionales, especialmente para acceder a algunos espacios. Según una ONG de exiliados turcomanos radicada en la República Checa, también se les prohíben cosas como teñirse el pelo de rubio o usar esmalte de uñas, por poner dos ejemplos. La misma ONG denuncia una violencia institucional contra las mujeres que incluiría prácticas vejatorias como inspecciones del himen por parte de la policía para comprobar que las solteras mantienen su virginidad. En caso de que no sea así la humillación está servida, y eso, según denuncia esta ONG, ha llevado a casos de suicidios y también ha hecho de la himenoplastia una operación relativamente frecuente. 

Realmente, el hermetismo hace difícil valorar hasta dónde llegan algunas de las prácticas que os estoy contando. Sabemos qué es lo que está estipulado por ley pero desconocemos la situación real. No sabemos qué ocurre por ejemplo con los abortos, que en principio son legales y de libre disposición hasta la semana 12 de embarazo, pero de los que no hay datos. O el lesbianismo por ejemplo: en teoría la ley turcomana solo prohíbe y condena expresamente la práctica homosexual masculina, pero eso no quiere decir en absoluto que la femenina sea legal, y de hecho en 2007 los EEUU dieron asilo a una lesbiana turcomana que huía de la persecución en un país que culturalmente es súper homófobo. 

Por último, os menciono dos problemas más. Uno es la prostitución, que está legalmente prohibida pero se practica y está muy ligada con la corrupción y con tramas de extorsión. Y otro que está directamente relacionado: el tráfico sexual: Turkmenistán está entre la veintena de países con el nivel de mayor vulnerabilidad al tráfico de personas. Además, el gobierno no hace mucho para combatirlo. No tenemos cifras exactas, pero se asume que el número de mujeres turkmenas que salen engañadas y son explotadas sexualmente en países cercanos, como Turquía, es tremendamente alto.

Poco más sabemos de las habitantes de este país, que es un misterio en muchos sentidos, incluso para hacer turismo, ya que está prohibido visitar Turkmenistán por cuenta propia y es necesario hacerlo a través de tours con guías del gobierno y solo por rutas predeterminadas, y solicitar entrar no es sinónimo de que vayan a dejarte hacerlo. Pero para acabar os contamos algunas generalidades: no hay libertad de prensa y la persecución de periodistas está a la orden del día. Las calles de la capital están desiertas, lo cual recuerda a Pyongyang. Os dejaré el reportaje que el periodista Carlos Hernández hizo de este país, al que solo pudo entrar… mintiendo.

Ilustraciones > Canina Walls

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