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Situación de las mujeres en Suiza

*Situación de las mujeres en Suiza aparece en el podcast:

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En el recorrido de países y la situación de las mujeres que viven en ellos que venimos haciendo al inicio de cada podcast, hemos querido elegir para este 8M un país rico. Un país de los que llaman «avanzados». Así que nos volvemos a Europa para conocer más sobre un país que se pone siempre como ejemplo de civismo, de nación evolucionada política y socialmente. Vamos a hablar un poco de Suiza.

Suiza tiene el segundo Índice de Desarrollo Humano más alto del mundo, disfruta de un sistema democrático súper participativo en el que la ciudadanía puede intervenir de forma directa en la toma de un montón de decisiones a través de referéndum. 

En Suiza hubo un movimiento sufragista importante desde muy pronto, desde finales del siglo XIX, y sin embargo las suizas no tuvieron derecho a votar hasta 1971, que fue cuando los hombres suizos tuvieron a bien conceder que las mujeres pudiesen votar y ser votadas en las elecciones federales. La cosa no queda ahí. Como sabéis Suiza está formada por cantones con un grado de autonomía muy importante. Un total de 26 cantones de los que algunos tardaron aún más en permitir a las mujeres votar en las consultas y elecciones que afectaban solo a su territorio. Pues bien, el último, el Kanton Appenzell Innerrhoden, no permitió votar a las mujeres hasta el año 1990. Y porque los obligó el Tribunal Supremo, primas. 

Si países como Francia o Italia, que aprobaron el sufragio femenino en 1944 y 1945 respectivamente, ya iban tarde en el reconocimiento de este derecho dentro de la Europa occidental, Suiza iba a pedales. O sea, realmente lo que implica esto es que uno de los países que siempre se tiene como ejemplo de democracia, no era ni parecido a una democracia hasta hace dos teleberris.

Las causas de esta aprobación tardía del sufragio femenino en Suiza son varias. Por ejemplo, el propio sistema de democracia participativa que tienen hace que algunas conquistas sociales vayan muy lentas porque exigen muchísimo consenso social. Y claramente, la causa más clara es la cultura tradicional patriarcal y machista, que se deja ver en muchos otros ámbitos. 

En las instituciones la desigualdad ha sido también enorme. Hasta 1984 no hubo una mujer en el consejo federal, que es el órgano que gobierna el país de forma colegiada. Por suerte, en las últimas décadas la cosa ha mejorando bastante: entre los 7 miembros de ese consejo hay ahora 3 mujeres, y ha llegado a haber 4 hace unos años. En la cámara baja la presencia femenina también ha subido, en las últimas elecciones, en 2019, se eligió a 84 mujeres para un total de 200 escaños. No es paritario, y aun así es una cifra récord para este país. 

En otras instituciones la paridad sigue quedando lejísimos: en el Senado suizo hay una mujer por cada tres hombres y en los gobiernos cantonales y en los principales ayuntamientos las mujeres andan también en torno al 25-30%. Otro ámbito en el que la desigualdad es tremenda es el económico. De media los hombres cobran casi un 20% más que las mujeres, y en los trabajos menos cualificados la brecha salarial es mucho mayor. Además, como en todas partes, hay una inmensa desigualdad en los puestos directivos. 

El tema de la brecha salarial fue uno de los motores principales de una histórica huelga de mujeres en 1991. Por entonces, aunque había una ley de igualdad laboral, las mujeres estaban cobrando alrededor de un tercio menos que los hombres. Medio millón de mujeres fueron a la huelga: se considera que fue la segunda huelga más importante de toda la historia de Suiza, solo superada por la huelga general de 1918. A estas mujeres no solo las movía la desigualdad salarial, claro, ahora veremos que había y hay más desigualdades flagrantes en Suiza. Pero sí que el laboral fue un tema muy relevante. Hace un par de años, en 2019, volvió a convocarse una huelga de mujeres también bastante exitosa, aunque no tan masiva como la del 91, para volver a reclamar una igualdad que sigue sin llegar.

En temas como la crianza o los cuidados, la desigualdad no solo es injustificable, sino que además se le añade una desatención tremenda por parte del Estado. Hasta 2005 no existían las bajas por maternidad, pero es que la baja por paternidad la aprobaron el otro día, como quien dice, a finales del año pasado, vaya. Las madres disponen de catorce semanas y los padres de dos. La conciliación, pues ya os imaginaréis dónde queda. El reparto de la crianza y los cuidados, y todo lo que conlleva, pues regulinchi también. 

En cuanto a los derechos reproductivos, pues Suiza fue uno de los últimos países europeos en legalizar el aborto. ¿Qué te parece? Las suizas no lo consiguieron hasta el año 2002. Hasta entonces abortar era ilegal y estaba penado salvo violación o riesgo para la salud de la madre. Al menos, a la hora de prohibir los vientres de alquiler Suiza sí ha sido muy contundente. Aunque los motivos para prohibirla no parece que esté muy relacionado con los motivos que da el feminismo. Pero bueno, está prohibido, a fin de cuentas.

Y un último aspecto del que quiero hablaros: la violencia machista. Los datos de Suiza son injustificables a varios niveles. Hace un par de años Amnistía Internacional publicaba una macroencuesta en la que se revelaba por ejemplo que casi dos de cada 10 suizas admitían haber sido violadas, admitían. Denunciarlo sabemos que es harina de otro costal. Del total de víctimas de violaciones, solo un 8% se había atrevido a denunciarlo. Además, alrededor de 20 mujeres mueren asesinadas cada año por sus parejas o ex parejas. Ojo porque hablamos de un país que tiene ocho millones de habitantes. Sólo Madrid tiene más de 6 millones y medio. 

La respuesta a los feminicidios por parte de las instituciones os lo imagináis. Por ejemplo, hace un par de años se publicaba la noticia de que los refugios para mujeres maltratadas estaban colapsados y tenían que rechazar varios cientos de solicitudes cada año. Suiza no es precisamente un país de reivindicaciones y manifestaciones, pero a raíz de la ola del #metoo, el feminismo suizo revivió, y en 2019, las suizas salieron a la calle para pedir un cambio en  las leyes y las instituciones destinadas a combatir la violencia machista. 

Recientemente, Amnistía Internacional analizó la legislación sobre violaciones de 31 países europeos y vio que sólo 8 tenían una legislación basada en el consentimiento mutuo. Los 23 restantes, entre los que están Suiza y también España, definen la violación sobre la base de la existencia de amenazas o del uso de la fuerza. Mucho por hacer, primas, y una necesidad enorme de que las mujeres de todo el mundo tomemos conciencia de que da igual dónde vivas, ser mujer sigue siendo un factor de riesgo.

Ilustraciones > Canina Walls

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