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Situación de la mujer en Arabia Saudí

*Situación de la mujer en Arabia Saudí aparece en el podcast:

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Buen lunes y buena semana a todas, compañeras. Hoy viajamos a más de 6000 kilómetros, a Arabia Saudí. A las mujeres con ciertos derechos ya adquiridos, que dan por sentados porque más o menos le han caído del cielo, como las doñas de Vox, les parecerá que más que viajar en el espacio a vamos a viajar en el tiempo. De hecho es uno de esos países donde los fascistas nos suelen mandar cuando denunciamos la desigualdad en España.-

Arabia Saudí es un Estado Islámico y una Monarquía Absoluta, liderada por la Casa de Saúd. Es de los pocos países del mundo que mantienen una forma de gobierno semejante. La ley vigente es la ley islámica, la sharia, interpretada desde una perspectiva wahabista, que es una corriente del Islam fundamentalista y ultraconservardora. Esta ley no está codificada, lo que hace que sea interpretada de forma dispar por el tribunal de turno. También existe una policía religiosa que vigila que se cumplan las normas islámicas. 

Además, la cultura tradicional árabe, de una sociedad que era tribal y nómada hasta hace no tanto, es como todo lo “tradicional” muy misógina. Así que se mezclan los factores religiosos con los culturales para explicar por qué las mujeres sufren una situación de sometimiento absoluto que por suerte no encontramos ya en casi ningún otro país. Se ha comparado la situación de la mujer en Arabia con lo que fue el régimen del apartheid en Sudáfrica, porque existe una segregación por sexos en el espacio público, pero es que la opresión de las mujeres saudíes es total también en el ámbito privado.

Las mujeres saudíes viven en una minoría de edad perpetua. Tienen un guardián masculino, que dependiendo de su situación puede ser su padre, su hermano o su marido, que las supervisa y les tiene que dar permiso para casi todo. Hasta hace unos años las mujeres saudíes ni siquiera tenían carnet de identidad porque figuraban directamente como dependientes en los carnets de sus tutores masculinos. En los últimos años ha habido cierta apertura: se ha quitado la necesidad de tener permiso del tutor para trabajar y desde 2019 las mujeres mayores de 21 años tampoco lo necesitan para viajar, para someterse a intervenciones médicas o para solicitar documentos oficiales. Al menos en teoría, porque no está muy claro hasta qué punto ha calado esto en la práctica. De hecho, ese mismo 2019 hubo mucha polémica por una app para el móvil del gobierno saudí que permitía a los tutores controlar los movimientos de las mujeres a su cargo, y que Apple y Google, aun con la presión encima de congresistas progresistas, se negaron a eliminar de sus respectivas tiendas. 

En el espacio público hay una estricta segregación por sexos a todos los niveles, con pocas excepciones. Las mujeres no pueden estar con hombres desconocidos, de manera que la educación es segregada, tampoco pueden usar el transporte público o bien se les permite hacerlo solo en zonas especiales, la mayoría de los trabajos también son segregados, etc. En los últimos años se ha visto algún pequeño cambio: por ejemplo la universidad privada Rey Abdalá, fundada en 2009, es mixta; en 2018 se permitió a las mujeres ir a los estadios deportivos, aunque en zonas especiales; en 2019 se quitaron las entradas segregadas en los restaurantes… En fin, cambios que son a mejor, claro, pero porque a peor es imposible.

En el caso concreto del deporte y el ocio, las limitaciones son también infinitas aunque también se haya abierto algo la mano. Hasta 2012 ninguna mujer saudí había competido nunca en unos JJOO, por ejemplo. Ese año ya compitieron algunas, y parece que el deporte femenino está teniendo algún desarrollo últimamente. Pero estamos hablando de un país que hasta 2013 no dejaba a una mujer montar en bicicleta y que desde ese año les permite hacerlo solo acompañadas de un hombre. Hace unos días leía que se ha abierto el primer centro deportivo de natación para mujeres, que es otro deporte que les ha estado tradicionalmente vetado también. Os dejaré películas y artículos para que profundicéis sobre esto y otros aspectos desde el relato de las propias saudíes.

En el ámbito educativo, hay que decir que las mujeres sí han alcanzado niveles muy altos y de hecho tienen mayor nivel formativo que los hombres. Eso sí, hasta hace poco les estaban vetados los estudios técnicos, ingenierías, Derecho… Algunas de estas restricciones están levantándose también poco a poco y por ejemplo cada vez hay más mujeres que estudian Derecho en el país. Eso sí, en todos los niveles, la educación de las mujeres tiene una carga ideológica fortísima que trata de reforzarlas en su rol tradicional de madres y esposas. 

En cualquier caso, aunque tienen mayor nivel formativo que los hombres, su incorporación al mundo laboral es muy deficitaria. Aquí también se ha mejorado, pero los datos del país siguen entre los peores del mundo. En 2019 sólo eran el 16% del total de la fuerza de trabajo. Y además, conforme a lo que os acabo de comentar, sus trabajos se centran solo en ciertos ámbitos donde trabajan con otras mujeres, claro. 

En política se ha permitido solo una presencia testimonial de mujeres en los últimos años, después de estar totalmente vetada. En las elecciones municipales de 2015, todo menos libres, ni que decir tiene, se les permitió votar y ser elegibles, pero de 2.100 cargos electos solo 20 fueron ocupados por mujeres. 

A nivel económico más marginación. A la hora de recibir herencias por ejemplo las hijas reciben menos por ley, frecuentemente la mitad que los hijos, y también tienen trabas para comprar o vender propiedades, etc. En este aspecto también se están dando cambios recientemente para facilitar a las mujeres el  acceso a la propiedad.

En Arabia, la ley islámica impone que las mujeres sólo puedan mostrar ante desconocidos sus ojos y sus manos, aunque hay algunas diferencias según la zona. Y en los últimos años ha habido movimientos de mujeres pidiendo que se relajen los códigos de vestimenta, han empezado a vestir abayas de colores. En Occidente centramos mucho la atención en el tema de la vestimenta como símbolo de la opresión de la mujer y las activistas saudíes suelen recordarnos que es su situación vital lo grave, no tanto cómo las obliguen a vestir. Y toda la razón.

Las mujeres saudíes tampoco pueden decidir sobre sus propios matrimonios. Necesitan el permiso de sus tutores para casarse, y sigue habiendo matrimonios concertados por los padres, cuando no directamente forzados. Aunque el país se ha comprometido a acabar con los matrimonios de menores de edad, lo cierto es que siguen dándose, incluso con niñas. Son muchos los casos de mujeres jóvenes que intentan huir del país para evitar este tipo de uniones. 

La poligamia está permitida… para ellos, por supuesto. Un hombre puede divorciarse de su mujer de forma súper fácil, hasta hace bien poco no tenía ni que comunicárselo, ahora al menos sí deben hacerlo. Para una mujer, sin embargo, es mucho más difícil conseguir el divorcio.  Y en cuanto a la custodia de los niños, legalmente pertenecen a los padres así que se les da a ellos la custodia por defecto, salvo en algunos casos cuando los niños son muy pequeños. Muchas madres acaban necesitando el permiso del exmarido para verlos. 

La violencia machista está prácticamente institucionalizada en el ámbito familiar. No existen las violaciones dentro del matrimonio, por ejemplo, y las leyes que se han puesto recientemente para castigar la violencia en el hogar contemplan penas irrisorias. Suponiendo que llegue a haber una denuncia y  un juicio favorable, claro. Que en este contexto es suponer muchísimo porque hay trabas de mil tipos. Incluso en los juicios, los testimonios de mujeres tienen menos valor que los testimonios de un hombre. Esto nos suena. Existen centros de acogida para mujeres maltratadas, pero para entrar y salir de ellos dependen de la autorización de sus tutores masculinos. Una rueda de hámster insoportable.

El honor de una mujer, totalmente ligado a su castidad y pureza, repercute directamente en el honor de su tutor masculino. Así que eso les legitima para controlarlas y castigarlas. Por eso es muy difícil hacer frente a esta situación y mucho más hacerlo desde fuera, desde la mirada occidental. 

El adoctrinamiento es tal, que diferentes encuestas muestran que hay un apoyo femenino grande a cuestiones como la tutela masculina. Aún así, hay un activismo feminista saudí que sufre una tremenda represión. En los últimos años hemos visto campañas para conseguir que se permitiese a las mujeres obtener el permiso de conducir, algo que se logró finalmente en 2018; hemos visto también campañas feministas para acabar con ese modelo de tutela masculina; etc. Las redes sociales están siendo un vehículo clave para que estas mujeres puedan hacer activismo. 

Generalmente hablamos de un feminismo que no se mueve dentro de los cánones occidentales, obviamente, las mujeres saudíes parten desde otro punto de partida. Los intentos desde Occidente de imponer nuestra forma de ver las cosas, como si aquí no existiera la violencia contra la mujer, provocan a veces más rechazo que cambios, porque son tomados como agresiones al Islam por una población muy religiosa. 

Las mujeres que se atreven a alzar la voz sufren persecución y represión. Muchas han sido encarceladas y han sufrido torturas. De hecho, hace solo unos días tuvimos la noticia de la liberación de la activista Loujain Al Hathloul. que es una de las activistas más conocidas del país, junto con Wajeha al-Huwaider y Manal al-Sharif. También os dejaré enlaces sobre ellas.

De temas como el aborto o la orientación sexual no hace falta que os cuente mucho. El aborto solo se permite en casos extremos en que esté en peligro la salud de la madre, y con todo tipo de supervisiones. Y las orientaciones sexuales distintas de la heterosexual están prohibidas, incluso defenderlas públicamente está perseguido. Los castigos por este delito pueden ir de la cárcel hasta la pena de muerte. La represión es total y realmente del lesbianismo en el interior de Arabia Saudí apenas sabemos nada, aunque sí conocemos casos de lesbianas que han conseguido huir del país hacia Occidente. 

Y a pesar de todo esto, pues Arabia Saudí es un país aliado, con el que hacemos negocios, porque el petróleo manda, un país al que le vendemos armas que luego usa contra la población yemení, por ejemplo. ¡Hace tres años la ONU incluso hizo miembro a Arabia Saudí de la Comisión sobre derechos de las Mujeres! La Monarquía española mantiene una relación excelente con la saudí que a la fortuna del emérito parece que le ha venido de perlas… Mientras las mujeres saudíes tienen trabas de todo tipo para hacer deporte, pues aquí decidimos que la Supercopa de fútbol de España de 2020 se jugase en Arabia Saudí. Y luego en los telediarios nos hablan día sí y día también de los derechos humanos en Venezuela, eso sí. Nos venden la moto que da gusto, amigas. 

Ilustraciones > Canina Walls

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