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Shulamith Firestone

*Shulamith Firestone aparece en el podcast:

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Shulamith (Shulie) Firestone nació en Ottawa en 1945, en una familia de judíos ortodoxos. Su madre, alemana, había llegado a Canadá huyendo de los nazis, y su padre, neoyorkino, había combatido en la Segunda Guerra Mundial. La moral estricta y muy sexista que su padre impuso a la familia, muy numerosa -eran 6 hermanos-, marcó fuertemente a Shulie desde la infancia, e influyó en su feminismo. Siendo niña, su familia se mudó a EEUU, a Missouri, donde Shulie acabó graduándose en Arte. 

En 1967, Shulie, acude a la Conferencia Nacional para la Nueva Política en Chicago, donde coincide con otras feministas como Jo Freeman. Estas feministas sacaron adelante una serie de propuestas que fueron menospreciadas por los organizadores de la Conferencia, sorpresa, lo que hizo que se percatasen de la necesidad de construir espacios autónomos para el feminismo, al margen de otros movimientos sociales de izquierdas.

Al final, se dieron cuenta de que los hombres de izquierdas también relegaban sistemáticamente a las compañeras a un papel secundario. A partir de ahí, Shulie va a meterse de lleno en una etapa de frenético activismo feminista. A finales del 67 se muda a Nueva York, huyendo de un novio que la maltrataba, y funda junto con otras feministas como Pam Allen, un grupo llamado The New York Radical Women, al que le seguirían luego otros como el famoso Redstockings

Estos grupos se denominaban grupos de autoconciencia, porque en ellos se aspiraba precisamente a eso, a tomar conciencia de la opresión que conllevaba ser mujer. Allí las compañeras fueron interiorizando que problemas que en principio les parecían muy privados o que solo les pasaba a ellas, eran realmente compartidos por la mayor parte de las mujeres. Ya sabéis, que lo personal en realidad, es político.

En este ambiente, Shulie fue dando forma a su pensamiento. Con frecuencia publicaba artículos sobre temas muy diversos como el aborto, la violación o el sexo en el propio periódico que puso en marcha el grupo New York Radical Women, llamado Notas y que se vendía, ojo al dato, por un precio de medio dólar para las mujeres y de un dólar a los hombres. Eran, definitivamente de las nuestras. O mejor dicho, nosotras somos de las suyas.

Finalmente, en 1970, Shulie publica el otro gran libro de estos primeros momentos del feminismo radical, junto a Política Sexual de Kate, que vio la luz ese mismo año. El libro de Shulie, que se titula La dialéctica del sexo y tiene un subtítulo también muy sugerente, En defensa de la revolución feminista, se tradujo al castellano en 1976 y lo podéis encontrar fácilmente en Internet. La dialéctica del sexo, que Shulie le dedicó por cierto a Simone de Beauvoir, no es un libro académico como Política Sexual, sino un conjunto de reflexiones diversas a partir de las notas que ella misma había ido tomando a lo largo de sus años de intensa militancia. 

Shuli no tuvo toda la formación de Kate Millett, y peca de “brochagordismo” en algunos puntos como el racial, opinaba que el racismo era una extensión del sexismo, por ejemplo. Pero incluso con sus derrapes, sus aportación fue brillante. Una obra muy lúcida que consigue dar en la diana en cuestiones fundamentales, señalando que la opresión de la mujer está construida culturalmente sobre la realidad biológica, sobre el sexo. 

El sexo permite que la mujer acabe recluida en el ámbito de lo privado, con su vida girando en torno al parto y a la crianza de los hijos. Sobre esta base se levantan instituciones como la familia patriarcal o la heterosexualidad, y construcciones culturales como el amor romántico, que son las estructuras que oprimen a las mujeres y sirven para dominarlas. Shuli, que estaba muy influida por el marxismo, llamó a una revolución feminista que aboliese el género. 

Parafraseándola, era necesario que las diferencias genitales entre los seres humanos dejasen de importar culturalmente. En parte de su libro sueña con una sociedad utópica, sin clases sociales ni géneros, donde la crianza de los niños es comunitaria y los avances científicos permiten que la reproducción sea una tarea conjunta de la sociedad y que desaparezca la división sexual del trabajo. 

Para acabar os diré que la historia personal de Shulamith es de las que te comen de pena. En los 80 le fue diagnosticada con esquizofrenia y acabó muriendo completamente sola y olvidada en 2012. Solo publicó un libro más, a finales de los 90, un libro de relatos de ficción basados en su experiencia con esta enfermedad mental. Si queréis profundizar algo en su figura, os dejo aquí  un documental muy bueno de los noventa que lleva su nombre: Shulie.

A la memoria de esta guerrera dedicamos el Radiojaputa 82.

Ilustraciones > Canina Walls

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