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Inicio > Historia del feminismo en España > Historia feminista española III: Lucha clandestina durante la Guerra Civil y la dictadura franquista
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En el último programa hablamos de cómo durante la Segunda República, en los años 30 del siglo pasado, había culminado la primera gran etapa del feminismo español al lograrse avances tan importantes como el derecho al voto de las mujeres o la legalización del divorcio. Y cómo todo dio marcha atrás gracias a la dictadura franquista.
Hoy os vamos a hablar, sin embargo, de lo que las mujeres que se rebelaban contra la dictadura y contra ese papel catolicísimo de buena madre y esposa.
Empezaremos por recordar que las mujeres republicanas sufrieron represalias atroces. Se calcula que al menos mil mujeres fueron fusiladas, y decenas de miles sufrieron vejaciones de todo tipo, torturas y encarcelamientos. Aparte, claro, de las que tuvieron que marchar al exilio, entre las que estaban muchas de las feministas más brillantes: Clara Campoamor, Federica Montseny, la Pasionaria, Amparo Poch, María Zambrano o Victoria Kent, que por cierto fue ministra del gobierno de la República en el exilio.
En el interior de España, las mujeres jugaron un papel muy importante en la resistencia clandestina a la dictadura desde el mismo inicio. El tener un perfil político más bajo les dio algo más de margen para ayudar a reconstruir, por ejemplo, el PCE clandestino, que en el primer franquismo contaba ya con una organización femenina, las Agrupaciones de Mujeres Antifranquistas. Y desde el ámbito anarquista hablaremos de Mujeres Libres, que estuvo activa durante toda la guerra civil. Su lucha contra la prostitución era una de sus obsesiones, y sufrían al ver a sus propios camaradas varones visitando prostíbulos y usando a las mujeres como objetos. Crearon los llamados liberatorios de prostitución, donde atendían a mujeres prostituidas y las dotaban para su reinserción. Sabían, igual que las abolicionistas de hoy, que mientras una sola mujer pueda ser comprada para ser maltratada por varón, todas las mujeres seríamos percibidas de igual forma por la sociedad.
La militancia antifranquista y feminista les salió cara a muchas compañeras, como sabéis: un ejemplo muy conocido es el de las Trece Rosas, jovencísimas integrantes de las Juventudes Socialistas Unificadas a las que torturaron y fusilaron muy poco después de acabar la guerra.
Las mujeres también tuvieron un papel central en la guerrilla antifranquista, en el maquis. Ocasionalmente como guerrilleras, pero sobre todo como enlaces de la guerrilla. Fueron el auténtico sostén de los guerrilleros, las encargadas de informar, abastecer, curar o proporcionar lugares seguros donde esconderse…
De este papel de apoyo a los varones antifranquistas acabó naciendo una auténtica militancia política femenina y feminista. El caso más significativo es el de las mujeres de los presos antifascistas, que fueron tejiendo redes, organizándose y convirtiéndose en figuras claves para poner en marcha, ya en los años 60, el Movimiento Democrático de Mujeres, también ligado al PCE y con un contenido cada vez más feminista.
En esa década de 1960 se produjo un cambio muy importante en la realidad económica y social de España. Seguramente el único ámbito de la lucha por la igualdad donde el franquismo no había llegado a imponer un frenazo fue el educativo. Las mujeres siguieron mejorando su nivel de estudios, y en los años 60, con la apertura al exterior y las necesidades de la industrialización, a la dictadura no le quedó otra que relajar algunas de las imposiciones patriarcales. Sobre todo en lo que se refiere a facilitar el acceso de las mujeres al ámbito laboral.
A partir de esta década, de los 60, la oposición al franquismo se disparó, sobre todo en la industria y en las universidades. Proliferaron las huelgas y se afianzaron partidos, movimientos y sindicatos clandestinos. Las mujeres no solo crearon o formaron parte de estos movimientos, sino que además pusieron en marcha grupos de autoconciencia feminista en las universidades, y crearon asociaciones profesionales como la Asociación de Mujeres Juristas, que intentó cambiar la injustísima legislación familiar de la dictadura.
Algunos de estos espacios no mixtos tuvieron que crearse así porque las compañeras se daban cuenta de que estas organizaciones clandestinas de izquierdas, al igual como pasó en otros países, también funcionaban internamente de forma asquerosamente machista.
Muerto Franco se produciría una auténtica eclosión de grupos feministas que reconectarían con el feminismo occidental y serían muy, muy activos, pero ya llegaremos ahí. La próxima semana hablaremos de la prostitución durante el franquismo, quienes no conozcáis esta parte de la dictadura, preparaos, porque vamos apretar fuerte los dientes.
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