Brecha salarial
En todo el mundo, las mujeres cobran menos salario que los hombres por el mismo empleo. Esta diferencia en las retribuciones percibidas en el mercado de trabajo por ambos sexos es lo que se conoce como la brecha salarial.
La ratio que se emplea de forma mayoritaria para medir la brecha salarial contabiliza los ingresos de todas las mujeres que han trabajado durante un año a jornada completa en un país y los ingresos totales de todos los hombres en la misma situación. Y establece una media para cada uno. La comparación entre ambos es la ratio.
La brecha salarial en base al sexo en España es del 22%, según los últimos datos de la Agencia Tributaria (2019). No obstante, CSIF estima que la brecha se sitúa a día de hoy por encima del 23%, retrocediendo a niveles del 2013, como consecuencia de la precariedad laboral originada por el COVID-19.
Fuente: CSIF. Informe brecha salarial de género. Febrero 2021
En la Unión Europea, las mujeres ganan de media casi un 15% menos por hora que los hombres, aunque existen grandes diferencias entre los países miembros.
Una brecha salarial más baja no necesariamente significa más igualdad de género. A menudo ocurre en países con menor empleo femenino.
Fuente: Parlamento Europeo.
Principales causas de la brecha salarial:
1.Empleo a tiempo parcial
- Mayor porcentaje de mujeres que trabajan a tiempo parcial.
- En muchas ocasiones las mujeres reducen su jornada para hacer frente al trabajo no remunerado de cuidados.
- Los trabajos a tiempo parcial están peor remunerados que los trabajos a tiempo completo.
2. Peores empleos
- Las mujeres están presentes en sectores y empleos peor remunerados, con lo que ingresan menos dinero.
- Las mujeres tienen menos posibilidades de obtener empleos de mayor nivel y de progresar en sus carreras profesionales.
3. Trabajos socialmente menos valorados
- Las mujeres realizan trabajos por cuenta ajena que están asociados a los trabajos de cuidados.
- Estos trabajos se encuentran fuertemente feminizados.
- De nuevo, esto redunda en un menor salario, al realizar trabajos socialmente asociados a la dedicación, el amor, la vocación y la entrega, entendidas como la antítesis del dinero.
4. Autominusvaloración
- Las mujeres sufren discriminación en el mercado laboral y, como consecuencia de la socialización, tienen tendencia a negociar menos su salario y aceptar con más facilidad lo que se les ofrece, pues interiorizan que su trabajo vale menos que el de sus compañeros varones.
- Las mujeres también somos menos propensas en general a cambiar de trabajo por razones salariales
5. Ignorancia de los empleadores
- Los empleadores, públicos y privados, no analizan en detalle las remuneraciones que dan a sus trabajadoras y trabajadores.
- Las estadísticas globales de diferencias salariales son confusas, y no se dispone de análisis que permitan identificar su origen preciso.
- El desconocimiento hace que no se adopten medidas, por lo que la desigualdad se perpetúa.
Fuente: ONU Mujeres.
Cuanto mayor es la edad y el nivel de responsabilidad, mayores son las diferencias salariales entre mujeres y hombres. Con menos dinero para ahorrar e invertir, estas brechas se acumulan y, en consecuencia, las mujeres corren un mayor riesgo de pobreza y exclusión social a una edad mayor.
La igualdad salarial no es solo una cuestión de justicia, sino que también impulsaría la economía, ya que las mujeres obtendrían más recursos que se acabarían traduciendo en más gasto. Esto aumentaría la base impositiva y aliviaría parte de la carga sobre los sistemas de asistencia social. Las estimaciones muestran que una reducción de un punto porcentual en la reducción de la brecha salarial de género daría como resultado un aumento en el producto interior bruto del 0,1%.